Lección 9 | Jueves 29 de mayo
PARA QUE SE CONOZCA TU SALVACIÓN
Lee el Salmo 67. ¿De qué manera este himno de alabanza te ayuda a comprender el papel del pueblo de Dios en Apocalipsis 14: 6 al 12?
Sal 67:1 Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga;
Haga resplandecer su rostro sobre nosotros; Selah
Sal 67:2 Para que sea conocido en la tierra tu camino,
En todas las naciones tu salvación.
Sal 67:3 Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.
Sal 67:4 Alégrense y gócense las naciones,
Porque juzgarás los pueblos con equidad,
Y pastorearás las naciones en la tierra. Selah
Sal 67:5 Te alaben los pueblos, oh Dios;
Todos los pueblos te alaben.
Sal 67:6 La tierra dará su fruto;
Nos bendecirá Dios, el Dios nuestro.
Sal 67:7 Bendíganos Dios,
Y témanlo todos los términos de la tierra.
Ingenieros del Instituto de Tecnología de Massachusetts, EE. UU., han creado un nuevo revestimiento negro que hace casi invisibles los objetos pintados con él. Logrado a partir de nanotubos, es muchas veces más oscuro que cualquier material negro fabricado anteriormente. Este nuevo material puede absorber el 99,99 % de toda la luz visible. Ni siquiera la luz más brillante consigue hacer visibles los objetos cubiertos con este revestimiento.
El Salmo 67 comienza con un llamamiento a Dios para que «haga resplandecer su rostro sobre nosotros. Para que sea conocido en la tierra tu camino» (Sal. 67: 1, 2). Mediante su plan de salvación, Dios ha provisto un camino para que los pecadores sean readmitidos en su presencia sin ser destruidos por su gloria; e incluso ahora, en esta vida, la Cruz de Cristo hace posible que el rostro de Dios brille sobre nosotros.
Pero, hay más. Dios quiere que reflejemos su luz al resto del mundo. Esta fue la tarea encomendada a Israel. El Templo debía ser una casa de oración para todas las naciones: «Yo los llevaré a mi santo monte y los alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos» (Isa. 56: 7).
En este salmo, David apela a Dios para que «sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación» (Sal. 67: 2). Desgraciadamente, el pueblo de Dios ha fracasado a menudo en esta tarea. La historia de Israel en el Antiguo Testamento contiene algunos capítulos oscuros, al igual que la historia de la iglesia cristiana en los últimos dos milenios, como si hubiéramos pintado nuestros corazones con una sustancia ultraoscura y nos contentáramos con absorber la luz de Dios sin reflejarla.
A veces consideramos al pueblo remanente de los últimos días como si se tratara de una sala de embarque exclusiva para pasajeros espirituales frecuentes, mientras nos conformamos con que el resto del mundo permanezca en la ruidosa e incómoda sala de embarque común, sin estar preparados para el viaje que les espera. Sin embargo, la iglesia remanente de Apocalipsis 14 no se contenta con permanecer en Sion con Cristo y disfrutar allí de su presencia. Por el contrario, sus integrantes vuelan sobre la faz de la Tierra mientras instan al mundo a unirse a ellos en el monte santo de Dios.
¿Qué obligaciones deberíamos sentir como iglesia y como individuos en cuanto a enseñar a los demás las verdades que tanto amamos?
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