Lección 1 | Martes 1 de julio
LAS PARTERAS DE LAS HEBREAS
No es posible entender el libro de
Éxodo sin el precedente de las enseñanzas del Génesis. Los israelitas se
trasladaron a Egipto y fueron esclavizados allí tras una época de gran
prosperidad y paz.
Dios no abandonó a su pueblo, aunque
a veces pueda dar esa impresión. Sin duda, muchos hebreos se desesperaron por
su difícil situación. No obstante, el Señor acudió en el momento de angustia
para auxiliarlos con su mano poderosa. Nuestro Señor anima a sus seguidores:
“Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Sal. 50:15).
Lee Éxodo 1:9 al 21. ¿Qué papel clave desempeñaron las
parteras fieles y por qué su actuación quedó registrada para la posteridad?
Éxo
1:9 El rey le dijo a su pueblo: «Miren, el pueblo de Israel ahora es más
numeroso y más fuerte que nosotros.
Éxo
1:10 Tenemos que idear un plan para evitar que los israelitas sigan
multiplicándose. Si no hacemos nada, y estalla una guerra, se aliarán con
nuestros enemigos, pelearán contra nosotros, y luego se escaparán del reino».*
Éxo
1:11 Por lo tanto, los egipcios esclavizaron a los israelitas y les pusieron
capataces despiadados a fin de subyugarlos por medio de trabajos forzados. Los
obligaron a construir las ciudades de Pitón y Ramsés como centros de
almacenamiento para el rey.
Éxo
1:12 Sin embargo, cuanto más los oprimían, más los israelitas se multiplicaban
y se esparcían, y tanto más se alarmaban los egipcios.
Éxo
1:13 Por eso los egipcios los hacían trabajar sin compasión.
Éxo
1:14 Les amargaban la vida forzándolos a hacer mezcla, a fabricar ladrillos y a
hacer todo el trabajo del campo. Además, eran crueles en todas sus exigencias.
Éxo
1:15 Después, el faraón, rey de Egipto, dio la siguiente orden a las parteras
hebreas Sifra y Puá:
Éxo
1:16 «Cuando ayuden a las mujeres hebreas en el parto, presten mucha atención
durante el alumbramiento.* Si el bebé es niño, mátenlo; pero si es niña,
déjenla vivir».
Éxo
1:17 Sin embargo, como las parteras temían a Dios, se negaron a obedecer las
órdenes del rey, y también dejaron vivir a los varoncitos.
Éxo
1:18 Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras: —¿Por qué hicieron
esto? —les preguntó—. ¿Por qué dejaron con vida a los varones?
Éxo
1:19 —Las mujeres hebreas no son como las egipcias —contestaron ellas—, son más
vigorosas y dan a luz con tanta rapidez que siempre llegamos tarde.
Éxo
1:20 Por eso Dios fue bueno con las parteras, y los israelitas siguieron
multiplicándose, y se hicieron cada vez más poderosos.
Éxo
1:21 Además, como las parteras temían a Dios, él les concedió su propia
familia.
En el libro de Éxodo no se menciona
el nombre de ningún faraón. Solo reciben el título de “faraón”, que significa
“rey”. Los egipcios creían que el faraón era una deidad en la Tierra, el hijo
del dios Ra (o de Osiris u Horus), considerado la deidad egipcia más elevada,
el mismísimo dios solar.
Sin embargo, a pesar de todo su
poder, este “dios” no era capaz de obligar a las parteras a actuar contra sus
convicciones. De hecho, en contraste con el faraón sin nombre, se identifica a
las dos parteras Sifra y Fúa (Éxo. 1:15), muy estimadas porque temían al Señor.
La malvada orden del faraón no tuvo efecto en ellas porque respetaban más a
Dios que las órdenes de un gobernante terrenal (ver también Éxo. 5:29). En
consecuencia, Dios las bendijo juntamente con sus respectivas familias. Qué
poderoso testimonio de fidelidad. Estas mujeres no solo sabían qué era lo
correcto, sino que también decidieron hacerlo a pesar de su escaso conocimiento
teológico.
Cuando el faraón vio que su complot
fracasaba, ordenó a los egipcios que mataran a todos los bebés varones hebreos
recién nacidos. Debían arrojarlos al río Nilo, probablemente como ofrenda a
Hapi, dios del Nilo y de la fertilidad. Este es el primer caso registrado de
israelitas condenados a muerte solo por ser israelitas. El propósito del
decreto de muerte era someter a los hebreos aniquilando a sus descendientes
varones e integrando a sus mujeres a la nación egipcia para terminar así con la
amenaza que el faraón creía que representaban para su nación.
Las parteras no solo sabían qué era lo correcto, sino que también actuaron en armonía con ello. ¿Qué mensaje representa esto para nosotros?
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