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Lección 4 | GRANIZO, LANGOSTAS Y OSCURIDAD | Jueves 24 de julio

 

Lección 4 | Jueves 24 de julio

GRANIZO, LANGOSTAS Y OSCURIDAD

Lee Éxodo 9:13 a 10:29. ¿Hasta qué punto consiguen estas plagas que el faraón cambie de opinión?

Éxo 9:13  Yahvé dijo a Moisés: "Levántate de madrugada mañana, preséntate al faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: "Deja salir a mi pueblo para que me dé culto."

Éxo 9:14  Pues esta vez voy a mandar todas mis plagas contra ti, tus siervos y tu pueblo, para que sepas que no hay como yo en toda la tierra.

Éxo 9:15  Porque si yo hubiera extendido mi mano y te hubiera herido con peste a ti y a tu pueblo, ahora ya habrías desaparecido de la tierra;

Éxo 9:16  pero te he preservado para mostrarte mi poder y para que se proclame mi nombre por toda la tierra.

Éxo 9:17  Puesto que aún te resistes a dejar partir a mi pueblo,

Éxo 9:18  mañana, a esta hora, haré caer una granizada tan fuerte como no la ha habido en Egipto desde su fundación hasta hoy.

Éxo 9:19  Ahora, pues, manda recoger tu ganado y cuanto tienes en el campo. Sobre todos los hombres y animales que se hallen en el campo y no sean recogidos en casa, caerá el granizo y los matará."

Éxo 9:20  Los siervos del faraón que temieron la palabra de Yahvé recogieron en casa a sus esclavos y ganados,

Éxo 9:21  mas los que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron en el campo a sus esclavos y ganados.

Éxo 9:22  Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo, y caerá granizo en todo el país de Egipto, sobre los hombres, los ganados y sobre toda la hierba del campo en el país de Egipto."

Éxo 9:23  Moisés extendió su cayado hacia el cielo, y Yahvé lanzó truenos, granizo y rayos a la tierra. Yahvé desencadenó una lluvia de granizo sobre el país de Egipto.

Éxo 9:24  El granizo y los rayos mezclados con el granizo fueron tan fuertes que nunca se había visto una cosa semejante en el país de Egipto desde que comenzó a ser nación.

Éxo 9:25  El granizo devastó cuanto había en el campo - hombres y animales - en todo el país de Egipto. El granizo machacó también toda la hierba del campo y tronchó todos los árboles del campo.

Éxo 9:26  Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban los israelitas, no hubo granizo.

Éxo 9:27  El faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: "Esta vez he pecado; Yahvé es justo, y mi pueblo y yo somos culpables.

Éxo 9:28  Rogad a Yahvé. Basta ya de truenos y granizo. Yo os dejaré salir y no tendréis que quedaros más tiempo aquí."

Éxo 9:29  Moisés le respondió: "Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, cesarán los truenos y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra entera es de Yahvé.

Éxo 9:30  Pero sé que tú y tus siervos aún no teméis a Yahvé, Dios."

Éxo 9:31  (Se estropearon el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en flor.

Éxo 9:32  El trigo y la espelta no se estropearon por ser tardíos).

Éxo 9:33  Moisés salió de la presencia del faraón y de la ciudad, extendió las manos hacia Yahvé y cesaron los truenos y granizos, y no cayó más lluvia sobre la tierra.

Éxo 9:34  Cuando el faraón vio que había cesado la lluvia, el granizo y los truenos, él y sus siervos se obstinaron de nuevo.

Éxo 9:35  Se obstinó, pues, el faraón y no dejó salir a los israelitas como Yahvé había dicho por boca de Moisés.

Éxo 10:1  Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al faraón, porque yo le he hecho obcecarse a él y a sus siervos, para realizar mis signos en medio de ellos;

Éxo 10:2  y para que puedas contar a tu hijo y a tu nieto cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy Yahvé."

Éxo 10:3  Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le dijeron: "Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te resistirás a humillarte ante mí? Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.

Éxo 10:4  Si te niegas a dejar salir a mi pueblo, mañana traeré las langostas sobre tu territorio;

Éxo 10:5  y cubrirán la superficie de la tierra, de tal modo que no podrá verse el suelo. Devorarán lo que os quedó de la granizada y comerán todos los árboles que crecen en vuestros campos.

Éxo 10:6  Llenarán tus casas, las casas de tus siervos y todas las casas de Egipto. Ni tus padres ni tus abuelos vieron nunca una cosa así desde que habitan en la tierra hoy." Moisés se retiró y salió de la presencia del faraón.

Éxo 10:7  Los siervos del faraón le dijeron: "¿Hasta cuándo nos tenderá ése un lazo a nosotros? Deja salir a esa gente y que dé culto a Yahvé, su Dios. ¿Aún no te das cuenta de que Egipto se está arruinando?".

Éxo 10:8  Hicieron volver a Moisés y a Aarón ante el faraón y éste les dijo: "Id a dar culto a Yahvé, vuestro Dios. Pero ¿quiénes van a ir?"

Éxo 10:9  Moisés respondió: "Iremos con nuestros niños y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacas, pues tenemos que celebrar la fiesta de Yahvé."

Éxo 10:10  Él les dijo: "¡Que Yahvé esté con vosotros lo mismo que yo voy a dejaros salir con vuestros pequeños! A la vista están vuestras malas intenciones.

Éxo 10:11  No lo permitiré; salid si queréis los varones solos y dad culto a Yahvé, pues eso es lo que buscabais." Y los echaron de la presencia del faraón.

Éxo 10:12  Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el país de Egipto para que venga la langosta; que invada el país de Egipto y devore toda la hierba del país y cuanto quedó del granizo."

Éxo 10:13  Moisés extendió su cayado sobre el país de Egipto y Yahvé hizo soplar el viento del este sobre el país todo aquel día y toda la noche. Y cuando amaneció, el viento del este había traído la langosta.

Éxo 10:14  La langosta invadió todo el país de Egipto y se posó en todo el territorio egipcio; una nube de langostas como no la había habido hasta entonces ni la habría después.

Éxo 10:15  Cubrió toda la superficie del país, oscureciendo la tierra; devoró toda la hierba del país y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado. No quedó nada verde ni en los árboles ni en los campos en todo el país de Egipto.

Éxo 10:16  El faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: "He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros.

Éxo 10:17  Perdonad mi pecado por esta vez y rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí esta plaga mortífera."

Éxo 10:18  Moisés salió de la presencia del faraón y rogó a Yahvé.

Éxo 10:19  Yahvé cambió la dirección del viento, que sopló con toda fuerza del este y se llevó la langosta y la arrojó al mar de Suf. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.

Éxo 10:20  Pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejó salir a los israelitas.

Éxo 10:21  Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo y aparezcan sobre el país de Egipto tinieblas, tinieblas densas."

Éxo 10:22  Extendió Moisés su mano hacia el cielo y unas densas tinieblas cubrieron durante tres días el país de Egipto.

Éxo 10:23  No se veían unos a otros, y nadie se levantó de su sitio por espacio de tres días, mientras que todos los israelitas tenían luz en sus lugares de residencia.

Éxo 10:24  El faraón llamó a Moisés y le dijo: "Id y dad culto a Yahvé; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacas. También vuestros niños podrán ir con vosotros."

Éxo 10:25  Moisés replicó: "Tienes que dejarnos llevar también reses para ofrecer sacrificios y holocaustos a Yahvé, nuestro Dios.

Éxo 10:26  Nuestro ganado vendrá también con nosotros. No quedará ni una res, porque de él hemos de tomar para dar culto a Yahvé, nuestro Dios. Aún no sabemos qué vamos a ofrecer a Yahvé hasta que lleguemos allá."

Éxo 10:27  Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no quisiera dejarlos salir.

Éxo 10:28  Y el faraón dijo a Moisés: "Lárgate y no vuelvas a presentarte ante mí, pues si te vuelvo a ver por aquí, morirás"

Éxo 10:29  Respondió Moisés: "Tú lo has dicho: no volveré a presentarme ante ti."

Nut era la diosa egipcia del Cielo, y a menudo se la representaba controlando lo que ocurría bajo el Cielo y en la Tierra. Osiris era el dios de las cosechas y la fertilidad. En la Biblia, el granizo se asocia a menudo con el juicio de Dios (Isa. 28:2, 17; Eze. 13:11-13). Durante esta plaga, quienes resguardaran sus bienes en un lugar seguro estarían protegidos (Éxo. 9:20, 21). Todos son ahora puestos a prueba: ¿creerán a Dios y actuarán en consecuencia o no?

Dios anuncia que su propósito al dejar vivir al faraón es que toda la tierra conozca al Señor (Éxo. 9:16). El rey de Egipto confiesa ahora que ha pecado, pero más tarde cambia de opinión.

El dios egipcio de la tormenta, la guerra y el desorden se llamaba Seth. Tanto él como Isis eran además considerados deidades de la agricultura. Shu era el dios de la atmósfera. Serapis personificaba la majestad divina, la fertilidad, la curación y la vida después de la muerte. Ninguno de los dioses egipcios podía detener los juicios de Dios (Éxo. 10:4-20) porque los ídolos no son nada (Isa. 44:9, 10, 12-17).

Los siervos del faraón lo instaron a que dejara marchar a Israel, pero él volvió a negarse. Hizo un ofrecimiento que Moisés rechazó con razón, pues las mujeres y los niños son una parte vital e inseparable del culto y de la comunidad de fe.

Por último, Ra era la principal deidad egipcia, el dios del Sol, mientras que Tut era un dios lunar. Sin embargo, ninguno de ellos era capaz de proveer luz. El faraón intenta nuevamente negociar, aunque sin éxito. Un período de tres días de oscuridad asoló Egipto, pero había luz donde vivían los israelitas. La separación no podía ser más espectacular.

Sin embargo, a pesar de la disciplina divina recibida por la nación, el faraón estaba decidido a luchar y a no cejar en su empeño. Aunque no conocemos sus motivos más profundos, su actitud pudo haberse tornado en cierto punto una cuestión de mero orgullo. No importaba cuán poderosa fuera la evidencia ni cuán obvio resultara lo que estaba sucediendo. Incluso sus propios sirvientes declararon: “¿Hasta cuándo este hombre nos ha de ser un lazo? Deja ir a esos hombres, para que sirvan al Señor su Dios. ¿No sabes aún que Egipto está destruido?” (Éxo. 10:7). Tampoco importaba que la opción correcta estuviera justo delante de él. Tras vacilar un poco, el faraón seguía negándose a rendirse a la voluntad de Dios y a dejar ir al pueblo.

Cuán dramático ejemplo de las palabras: “La soberbia precede a la ruina, y la altivez de espíritu a la caída” (Prov. 16:18).

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