Lección 5 | Martes 29 de julio
PÉSAJ
Lee Éxodo 12:17 al 23. ¿Qué papel desempeña la sangre en la
celebración de esta nueva festividad religiosa?
Éxo 12:17 Guardaréis la
fiesta de los Ázimos, porque ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos del país
de Egipto. Guardad ese día, de generación en generación, como ley perpetua.
Éxo 12:18 Comeréis ázimos en
el mes primero, desde el día catorce por la tarde hasta el día veintiuno por la
tarde.
Éxo 12:19 Durante siete días
no habrá levadura en vuestras casas. El que coma algo fermentado, sea forastero
o indígena, será cercenado de la comunidad de Israel.
Éxo 12:20 No comeréis nada
fermentado; en todo lugar donde habitéis, comeréis ázimos."
Éxo 12:21 Moisés llamó a
todos los ancianos de Israel y les dijo: "Escogeos una res por familia e
inmolad la pascua.
Éxo 12:22 Tomad un manojo de
hisopo, mojadlo en la sangre del recipiente y untad el dintel y las dos jambas
con la sangre del recipiente; y ninguno de vosotros saldrá por la puerta de su
casa hasta la mañana.
Éxo 12:23 Yahvé pasará
para herir a los egipcios, pero al ver
la sangre en el dintel y en las dos jambas, Yahvé pasará de largo por aquella
puerta y no permitirá al Exterminador entrar en vuestras casas para herir.
La sangre del cordero sacrificado era un elemento clave en esta
celebración.
Quienes participaban de esta, mojaban con ella los marcos de las puertas
de sus casas. De este modo, demostraban su fe en que Dios los libraría de lo
que tendrían que afrontar quienes no estuvieran protegidos por la sangre.
¡Qué poderosa representación de lo que significa el evangelio!
El cordero pascual tenía que ser sin defecto pues señalaba a Jesucristo,
“¡el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” La sangre del animal
cumplía una función crucial: simbolizaba protección y era una señal de vida en
un momento de muerte. “La sangre será la señal de las casas donde ustedes
estén.
Al ver la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre ustedes mortandad
cuando yo hiera la tierra de Egipto” (Éxo. 12:13).
Todo el evangelio estaba asociado con la celebración de la Pascua porque esta
no solo apuntaba a la liberación de la esclavitud y la partida hacia la Tierra Prometida,
sino también al sacrificio de Jesucristo por nuestros pecados y a sus méritos
aplicados a todos los que están cubiertos por su sangre.
Siglos más tarde, Pablo escribió lo siguiente al recordar esta
celebración: “Límpiense de la vieja levadura, para que sean nueva masa sin
levadura como son. Porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por
nosotros” (1 Cor. 5:7).
La levadura, o fermento, era utilizada para preparar masas de diversos
tipos. Se la menciona por primera vez en la Biblia en relación con la
preparación del pan ácimo (sin levadura) en la víspera de la salida de los
israelitas de Egipto. También era necesario eliminar la levadura de sus casas
(Éxo. 12:8, 15-20; 13:3-7).
En este contexto concreto, la levadura era un símbolo de pecado (1 Cor.
5:6-8). Por lo tanto, no debía ser utilizada en el contexto de la fiesta de la
Pascua durante una semana.
El pan sin levadura es un símbolo del Mesías sin pecado, quien venció
todas las tentaciones y dio su vida por nosotros (Juan 1:29; 1 Cor. 5:7; Heb.
4:15). El “manojo de hisopo” empapado en sangre simbolizaba la gracia
purificadora de Dios (Sal. 51:7). En resumen, la obra redentora de Jesús era
revelada a lo largo de la Pascua.
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