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Lección 8 | LA LEY COMO PROMESA DE DIOS | Jueves 21 de agosto

Lección 8 | Jueves 21 de agosto

LA LEY COMO PROMESA DE DIOS

Lee Romanos 3:20 al 24. Pablo dice claramente que no podemos salvarnos por guardar los Diez Mandamientos. ¿Cómo deberían, entonces, funcionar ellos en nuestra vida?

Rom 3:20  ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley, pues la ley no da sino el conocimiento del pecado.

Rom 3:21  Pero ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, atestiguada por la ley y los profetas,

Rom 3:22  justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia;

Rom 3:23  todos pecaron y están privados de la gloria de Dios -

Rom 3:24  y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús,

El término hebreo debarim (plural de dabar), utilizado en los escritos de Moisés para describir los Diez Mandamientos (Éxo. 34:28; Deut. 4:13; 10:4), no significa literalmente “mandamientos”, sino “palabras”, y puede también significar “promesas”. Por eso dabar es traducido en numerosos lugares como un sustantivo o como un verbo que expresa la idea de promesa (1 Rey. 8:56; 2 Crón. 1:9; Neh. 5:12, 13; Deut. 1:11; 6:3; 9:28; Jos. 9:21; 22:4; 23:5).

Elena de White coincide con esa función del Decálogo: “Los Diez Mandamientos [...] son diez promesas” (Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1119). Los Diez Mandamientos deben entenderse como promesas de Dios destinadas a guiarnos por el camino correcto para que él pueda hacer cosas maravillosas en nuestro favor siempre que le seamos obedientes.

Lee Romanos 10:4. ¿Cómo debemos entender la afirmación de Pablo de que Cristo es el “fin” (en griego, telos) de la Ley?

Rom 10:4  Porque el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo creyente.

Pablo afirma que Jesucristo es el telos de la Ley, pero no en el sentido de que Cristo abrogó o eliminó la Ley. A diferencia de ello, la palabra en cuestión significa que Cristo es el objetivo y la intención de la Ley; es decir, no significa que su sacrificio expiatorio puso fin a la validez y la perpetuidad de ella.

Por el contrario, Pablo habla de la importancia, legitimidad y autoridad perdurable de la Ley (Rom. 3:31; 1 Cor. 7:19; Gál. 5:6). La palabra telos tiene que ver principalmente con fines y metas, no con el tiempo y la caducidad de algo. Cristo es la clave para desentrañar el verdadero significado, propósito, meta y razón de ser de la Ley de Dios. He allí el sentido de telos. Por lo tanto, sería incorrecto afirmar que Cristo invalidó, sustituyó o abrogó la Ley. Cristo es el objetivo de la Ley, aquel a quien ella apunta o señala.

¿De qué manera señala la Ley a Jesús? Es decir, ¿qué nos revela la Ley acerca de nosotros mismos a fin de conducirnos a él?


 

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