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Lección 8 | EL DON DEL DECÁLOGO | Martes 19 de agosto

Lección 8 | Martes 19 de agosto

EL DON DEL DECÁLOGO

Lee Éxodo 20:1 al 17. ¿Cuáles son los principios expresados en el Decálogo y cómo está organizado?

Éxo 20:1  Dios pronunció estas palabras:

Éxo 20:2  "Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, del lugar de esclavitud.

Éxo 20:3  No tendrás otros dioses fuera de mí.

Éxo 20:4  No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en los cielos, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra.

Éxo 20:5  No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,

Éxo 20:6  pero tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.

Éxo 20:7  No pronunciarás el nombre de Yahvé, tu Dios, en falso; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien pronuncie su nombre en falso.

Éxo 20:8  Recuerda el día del sábado para santificarlo.

Éxo 20:9  Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,

Éxo 20:10  pero el día séptimo es día de descanso en honor de Yahvé, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.

Éxo 20:11  Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día del sábado y lo santificó.

Éxo 20:12  Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

Éxo 20:13  No matarás.

Éxo 20:14  No cometerás adulterio.

Éxo 20:15  No robarás.

Éxo 20:16  No darás testimonio falso contra tu prójimo.

Éxo 20:17  No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo."

Nota que el Decálogo no comienza con los mandamientos, sino con la acción misericordiosa de Dios en favor de su pueblo: “Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de Egipto, de casa de servidumbre” (Éxo. 20:2). El Señor muestra primero su gracia dando libertad y salvación a Israel, y solo después revela su voluntad. Los mandamientos debían ser observados como una expresión de amor y gratitud por lo que Dios había hecho por ellos.

La palabra clave con la que Dios resume el Decálogo es “amor” (Rom. 13:10). El mandamiento más importante es el del amor, que se expresa de dos maneras: amor a Dios (Deut. 6:5) y amor al prójimo (Lev. 19:18).

En los cuatro primeros mandamientos, el Decálogo interpreta lo que significa amar a Dios; en los seis siguientes, la Ley interpreta lo que significa amar al prójimo. El Decálogo comienza con el deber de honrar a Dios por encima de todo (amor vertical) y continúa con el respeto a los demás (amor horizontal):

1. Honrar y venerar a Dios concediéndole el primer y más elevado lugar en cada situación de nuestra vida.

2. Honrar y preservar la posición única de Dios y no sustituirlo por un ídolo de cualquier índole, ya sea físico, simbólico o espiritual. Nuestros afectos más puros pertenecen al Señor.

3. Reverenciar el nombre de Dios, su reputación y su carácter.

4. Honrar su día de descanso y adoración: el séptimo día semanal, el sábado.

5. Respetar a los padres.

6. Respetar la vida.

7. Respetar el matrimonio.

8. Respetar la propiedad de las personas.

9. Respetar la reputación de los demás.

10. Respetarnos a nosotros mismos para que ningún deseo egoísta manche nuestro carácter.

Como dijo el propio Jesús: “Si me aman, guardarán mis mandamientos” (Juan 14:15; ver también 1 Juan 4:20, 21). Por lo tanto, la verdadera obediencia no es más que una expresión de amor y gratitud hacia Jesús, un amor que se expresa con mayor intensidad en la manera en que tratamos a nuestro prójimo.


 

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