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Lección 1: LA FÓRMULA DEL ÉXITO | Lecciones de Josué acerca de la fe | Sección maestros

Lección 1:

LA FÓRMULA DEL ÉXITO

RESEÑA

Texto clave: Josué 1:7.

Enfoque del estudio: Deuteronomio 18:15-22; Josué 1; Hebreos 6:17, 18; Efesios 6:10-18; Salmos 1:1-3; Rom. 3:31.

Aunque Moisés ya no está con nosotros, la influencia de su liderazgo aún perdura mientras comienza una nueva era. En la introducción del libro que lleva su nombre, Dios anima a Josué a confiar en él. Insta al nuevo líder a seguir los pasos de Moisés. Los tiempos son nuevos, pero los mandamientos y las promesas siguen siendo los mismos: ¡cruzar el Jordán, conquistar la tierra, repartir la herencia y servir al Señor! La condición es la misma: la obediencia como respuesta a los actos misericordiosos de liberación de Dios en el pasado, basados en una relación de confianza con él. La única diferencia son los individuos: ha surgido otra generación. En cierto sentido, el libro de Josué ofrece una nueva oportunidad para el pueblo de Dios hoy, mientras se encuentra en las orillas de la Tierra Prometida.

Al comienzo del libro, la pregunta principal es: ¿Aprovechará Israel esta nueva oportunidad? ¿Seguirá la receta del éxito que la generación anterior no siguió?

La historia se repite hoy. La iglesia, bajo el liderazgo de Cristo, el nuevo Josué, está llamada a avanzar hacia el cumplimiento de las promesas de Dios. El modelo del pacto permanece inalterado: Dios nos da lo que no podemos obtener por nosotros mismos y espera nuestra obediencia, que expresa nuestra confianza en su amor, sabiduría y poder. La pregunta sigue siendo: ¿Confiará nuestra generación en la capacidad de Dios para llevar su plan "a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese" (Fil 1:6 DHH)? Mientras la generación actual se encuentra en la frontera de la Canaán celestial, el llamado divino todavía resuena poderosamente: "Solamente esfuérzate y sé muy valiente" (Jos. 1:7).

COMENTARIO

Liderazgo espiritual

El nombramiento de Josué como sustituto de Moisés ocurre inmediatamente después del doloroso recuerdo del fracaso de Moisés en el desierto de Sin, que impidió al gran líder entrar en Canaán (Núm. 20:9-12). En un contexto más amplio, este evento está estrechamente relacionado con la petición de las hijas de Zelofehad (Núm. 27:1-12). Como parte de la primera generación, Zelofehad estaba condenado a morir en el desierto debido a su incredulidad y la rebelión. Con Aarón ya fallecido y Moisés acercándose a su fin, el anciano líder ora por un sucesor. Su oración, y la respuesta de Dios, definen el futuro papel de liderazgo de Josué. Su rol sería predominantemente militar (comparar Números 27;17 con 1 Samuel 8:20). De hecho, su destreza militar ya es evidente en Éxodo 17:9 al14, donde lidera a los israelitas contra las fuerzas de Amalee. Esta campaña demuestra cómo el Señor estaba preparando a Josué, mucho antes de su nombramiento oficial.

En la respuesta de Dios a Moisés, se describe a Josué como un hombre lleno del Espíritu (ruaj) (Núm. 2¡:18). Esta evaluación de Aquel que conoce el corazón es significativa. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea- ruaj puede hacer referencia al viento, al aliento humano, a la mente de una persona, y a otras cosas. También puede referirse a la tercera Persona de la Deidad, que ha estado involucrada activamente en los asuntos terrenales desde la Creación (Gén. 1:2). La presencia del Espíritu Santo en el Pentateuco se revela a través de tres manifestaciones: sabiduría, profecía y liderazgo. La primera persona descrita como teniendo al Espíritu de Dios es José (Gén. 41:38). Los tres aspectos son evidentes en su vida: como profeta, recibe sueños; Como hombre sabio, interpreta el sueño del faraón; y como líder, idea un plan para salvar a su pueblo y a otras naciones afectadas por la hambruna.

En el ministerio de Josué también convergen la sabiduría, la profecía y el liderazgo. Está lleno del "espíritu de sabiduría" (ruaj hojmah) (Deut. 34:9). Además, está entre los setenta ancianos que reciben al Espíritu para profetizar (Núm. 11:16-30). Finalmente, en Números 27: 18, Dios lo designa como un líder en quien mora el Espíritu.

A pesar de las notables habilidades que Josué desarrolló a lo largo de los años que estuvo al servicio de Moisés, su liderazgo se define en términos espirituales. Solo el liderazgo espiritual tiene sentido en el contexto de la guerra espiritual. En última instancia, las batallas que Josué fue llamado a librar pertenecían a Dios, no a él ni a Israel.

El modelo del Pacto: Bendición, promesa y obediencia

Desde el primer diálogo de Dios con la humanidad, el modelo del pacto es evidente: Dios bendice antes de dar órdenes (Gén. 1:28). En varios pactos posteriores, la bendición divina se manifiesta a través de las promesas de Dios de liberación, descendencia y tierra. Por ejemplo, cuando Dios llamó a Noé para que construyera el arca, mostró su compromiso de proporcionar un medio de salvación a la humanidad. Noé recibió órdenes más específicas solo después de la gran liberación de los que estaban en el arca. De manera similar, Abraham obedeció la instrucción de Dios de abandonar su tierra natal solo después de escuchar las bendiciones prometidas de Dios (Gén. 12:1-3). El pacto mosaico sigue un patrón similar, ya que Dios le recordó al pueblo lo que había hecho por Israel antes de dar los Diez Mandamientos en Éxodo 20. Por último, en el deseo de David de construir una casa para el Señor en Jerusalén, Dios prometió construir una casa para David en su lugar (2 Sam. 7:27). En el Nuevo Pacto, Dios pone su Ley en los corazones de su pueblo para que puedan obedecerle libremente (Jer. 31 :33).

Así, cualquier visión legalista de la Ley de Dios no está alineada con la visión bíblica de la obediencia. La obediencia es siempre una respuesta humana a la iniciativa divina de bendecir al pueblo de Dios. La salvación nunca dependió ni dependerá de los logros humanos. Una visión tan legalista de la ley del Antiguo Testamento distorsiona su verdadero propósito. Roy Gane afirma acertadamente:

Si superamos nuestro descuido de la ley bíblica, ¿no conducirá esto al legalismo? No si entendemos el propósito de la Ley de Dios. Es un estándar para actuar y pensar en armonía con el carácter de amor de Dios. No es, no puede ser, y nunca fue destinada a ser un medio para la salvación. Hacer lo correcto nunca puede redimirnos de nuestra mortalidad o pecados pasados. Solo la gracia de Dios a través del sacrificio de Cristo, recibido por fe, puede hacer eso. Los mandamientos de Dios son para personas que ya están liberadas (Leviticus, Numbers [Grand Rapids, MI: Zondervan, 2004], p. 310).

Ley y sabiduría

La literatura sapiencial del Antiguo Testamento, que comprende los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés, y algunos salmos, explora dos temas prominentes: la Creación y la ley. Estos libros muestran cómo la Creación y la Ley deben influir en la manera en que los creyentes se relacionan con Dios y entre sí. De hecho, existe una estrecha relación entre la Ley y la sabiduría. Esta relación ya es evidente en Deuteronomio 4:6: "Guárdenlos, cúmplanlos, porque esta es su sabiduría y su inteligencia ante las naciones, que al oír todas estas leyes dirán: '¡Qué pueblo sabio y entendido, qué nación grande es esta!' ". La grandeza de Israel no se encontraría en la riqueza o el poder militar, sino en la sabiduría resultante de la fiel observancia de los mandamientos de Dios. Naturalmente, el éxito y la prosperidad vendrían después. Tal éxito y prosperidad se pueden ver en los resultados de la petición de sabiduría de Salomón (1 Rey. 3:13).

La sabiduría, que es el conocimiento dirigido por Dios, nos imparte la capacidad de vivir bien en el contexto del temor del Señor, siendo obedientes a su voluntad y viviendo en armonía con los demás seres humanos y la naturaleza. El necio, en rebelión contra el orden creado por Dios, lo desobedece, mientras que el sabio rechaza el caos y abraza la voluntad de Dios en una vida de obediencia. Los res~ de esta elección se explican en toda la literatura sapiencial de la Biblia, que también trata de las excepciones y los absurdos que frecuentemente marcan nuestra existencia bajo el sol (ver Job y Eclesiastés).

El mismo principio se encuentra en Josué 1, en el que el líder, que encarna a toda la nación, es llamado a obedecer diligentemente toda la Ley. Israel puede escoger el camino de la sabiduría y experimentar sus beneficios. Sin embargo, para hacerlo, Josué y los israelitas deben ser fuertes y muy valientes (Jos. 1:7). El mismo par de imperativos ya había sido utilizado por Moisés para alentar tanto a los israelitas como a su sucesor (Deut. 31 :6, 7). Más tarde, Josué se dirigiría al pueblo con las mismas palabras (Jos. 10:25). Pero ¿por qué? La obediencia requiere confianza, y en el contexto de nuestra naturaleza humana, la confianza a menudo exige fuerza y coraje. Una vez más, la obediencia no es una transacción en la que ganamos o perdemos en función de lo que ofrecemos; la obediencia es una expresión de la confianza humana en el camino de Dios. Tiene sus raíces en una relación con el Dios vivo. Implica negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir los pasos sacrificiales de Jesús (Luc. 9:23). Este compromiso no es para los débiles de corazón.

APLICACIÓN A LA VIDA

Liderazgo

1. Existen varios modelos de liderazgo, como el modelo carismático, el modelo transformacional y el modelo de líder-siervo, entre otros. Todos estos perfiles de liderazgo se pueden encontrar en la Biblia. Sin embargo, la marca distintiva de los líderes exitosos en términos bíblicos es su competencia espiritual. Comenzando con Josué, escribe qué cualidades necesarias para un líder espiritual se manifestaron en la vida de los siguientes personajes:

·       Josué

·        Abraham

·        Débora

·        David

·        Ester

·        Pedro

·        Pablo

2. ¿Cómo caracterizarías a un líder espiritual hoy en día?

Los dirigentes mencionados anteriormente también ejercieron responsabilidades fuera del ámbito religioso. ¿Es posible ser un líder espiritual siendo un administrador "secular"? ¿Por qué sí o por qué no? Fundamenta tu respuesta.

Descansando en las promesas de Dios

La Iglesia Adventista del Séptimo Día surgió como un movimiento basado en la promesa de la segunda venida de Jesús, como lo indica su nombre. El descanso divino prometido en el libro de Josué a Israel se logró solo en tiempos de Salomón, siglos después de la conquista inicial. Sin embargo, incluso este descanso fue temporal. En Hebreos 11:13, leemos ejemplos de fieles que no recibieron lo prometido. A pesar de las preguntas sobre la aparente demora de Jesús, la experiencia del pueblo de Dios a lo largo de la historia ha sido la de una marcha continua hacia las promesas.

Reflexiona sobre esto: ¿Cómo pueden los ejemplos de fe de Hebreos 11 animarte a medida que continúas avanzando hacia la consumación de la bendita esperanza?

Llamados a ser fuertes y valientes

Dialoga en tu clase sobre de qué manera, como adventistas del séptimo día, estamos obligados a ser fuertes y valientes en los diferentes entornos en los que estamos llamados a vivir nuestra fe hoy:

  •           Familia
  •          Vecindario
  •  Escuela
  • Trabajo






 

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