Lección 11 | Domingo 7 de diciembre
COMPROMISO
Lee Josué 22:1-8. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca del compromiso de los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés?
Jos 22:1 Entonces Josué llamó a los rubenitas, a los gaditas, y a la media tribu de Manasés,
Jos 22:2 y les dijo: Vosotros habéis guardado todo lo que Moisés siervo de Jehová os mandó, y habéis obedecido a mi voz en todo lo que os he mandado.
Jos 22:3 No habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios.
Jos 22:4 Ahora, pues, que Jehová vuestro Dios ha dado reposo a vuestros hermanos, como lo había prometido, volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán.
Jos 22:5 Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.
Jos 22:6 Y bendiciéndolos, Josué los despidió, y se fueron a sus tiendas.
Jos 22:7 También a la media tribu de Manasés había dado Moisés posesión en Basán; mas a la otra mitad dio Josué heredad entre sus hermanos a este lado del Jordán, al occidente; y también a éstos envió Josué a sus tiendas, después de haberlos bendecido.
Jos 22:8 Y les habló diciendo: Volved a vuestras tiendas con grandes riquezas, con mucho ganado, con plata, con oro, y bronce, y muchos vestidos; compartid con vuestros hermanos el botín de vuestros enemigos.
Josué afirma que las tribus del otro lado del Jordán habían cumplido plenamente las obligaciones establecidas por Moisés y por él mismo, lo que había significado una importante dedicación y sacrificio en favor de la causa común de Israel. Lucharon junto a sus hermanos durante “todo este tiempo”, lo que en realidad significaba unos seis o siete años (comparar con Jos. 11:18; 14:10; Deut. 2:14). Sus esposas e hijos permanecieron al este del Jordán y, aún así, ellos decidieron luchar lealmente junto a sus hermanos, afrontando la amenaza de las heridas y la muerte en la guerra.
Estos versículos subrayan indirectamente la importancia de la unidad de la nación y de la tierra. También preparan el camino para la historia posterior, que en última instancia se refiere a la unidad. ¿Permanecerían las tribus israelitas unidas a pesar de la frontera natural que el Jordán representaba entre ellas? ¿Permitirían que la geografía definiera su identidad nacional o dejarían que su culto común al único Dios los preservara como su nación elegida, unida y fuerte bajo su conducción teocrática?
Josué expuso la única manera en que tal fidelidad había sido posible: no sirvieron a sus compatriotas israelitas, sino al propio Dios, que les encargó su misión.
Encontramos este mismo principio en el Nuevo Testamento. El apóstol Pablo exhortó a los cristianos a prestar su servicio como si trabajaran para Dios y no solo para los seres humanos (ver Efe. 6:7; Col. 3:23; 1 Tes. 2:4). ¿Qué vocación más elevada puede existir que la de trabajar para el Creador del universo?
A menudo enfrentamos desafíos y dificultades que pueden desanimarnos y tentarnos a abandonar la lucha. Sin embargo, podemos invocar el poder del Señor, quien promete estar con nosotros y nos capacita para hacer lo que nos pide. Si mantenemos nuestra vocación superior ante nosotros, podemos estar motivados para seguir adelante a pesar de los inevitables desafíos y desalientos que forman parte de nuestra existencia caída.
Josué 22:5 y 6 dice que Josué apeló a las tribus que regresaban a su territorio para que permanecieran fieles al Señor y las bendijo. ¿Cómo cambiarían nuestras relaciones en la iglesia si oráramos más unos por otros?

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