Lección 11 | Jueves 11 de diciembre
RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Lee Josué 22:30-34. ¿De qué manera nos da este incidente algunas ideas acerca de cómo resolver conflictos y garantizar la unidad de la iglesia? (Comparar con Sal. 133; Juan 17:20-23; 1 Ped. 3:8, 9).
Jos 22:30 Oyendo Finees el sacerdote y los príncipes de la congregación, y los jefes de los millares de Israel que con él estaban, las palabras que hablaron los hijos de Rubén y los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello.
Jos 22:31 Y dijo Finees hijo del sacerdote Eleazar a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: Hoy hemos entendido que Jehová está entre nosotros, pues que no habéis intentado esta traición contra Jehová. Ahora habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Jehová.
Jos 22:32 Y Finees hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejaron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad, y regresaron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, a los cuales dieron la respuesta.
Jos 22:33 Y el asunto pareció bien a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y no hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.
Jos 22:34 Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad pusieron por nombre al altar Ed; porque testimonio es entre nosotros que Jehová es Dios.
Sal 133:1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
Sal 133:2 Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
Sal 133:3 Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.
Jua 17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
Jua 17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
Jua 17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Jua 17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
1Pe 3:8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
1Pe 3:9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
La historia de Josué 22 contiene varios principios acerca de la comunicación provechosa que pueden aplicarse a las relaciones humanas cotidianas en la familia, la iglesia y la comunidad.
1. Cuando las cosas van mal, o parecen ir mal, lo mejor es comunicarse en lugar de reprimir nuestras observaciones hasta que exploten. Es bueno que el pueblo de Dios no permanezca indiferente cuando los problemas parecen surgir. Si las tribus del este del Jordán hubieran comunicado su intención de construir un altar conmemorativo, todo el asunto podría haberse evitado.
2. Aunque uno esté convencido de que está en lo cierto, no hay que extraer conclusiones precipitadas. Las tribus del oeste del Jordán se apresuraron a creer el rumor que llegó a sus oídos y concluyeron erróneamente que las tribus del este del Jordán Oriental habían apostatado.
3. Es necesario hablar de los problemas reales o percibidos antes de actuar según las propias conclusiones.
4. Se debe estar dispuesto a hacer un sacrificio para lograr la unidad. Las tribus del oeste del Jordán estaban dispuestas a renunciar a parte de su asignación para dar cabida a las otras tribus si el hecho de estar al otro lado del Jordán era la causa de su supuesta apostasía.
5. Cuando te acusen, ya sea falsa o justamente, da una respuesta amable que aleje la ira. Responder a una acusación con otra nunca conducirá a la paz. Intenta comprender antes de intentar ser comprendido.
6. Alégrate y bendice a Dios cuando se restablezca la paz. Es maravilloso ver que la congregación israelita principal experimentó una alegría genuina cuando se enteraron de la verdadera motivación de las dos tribus y media. No estaban tan orgullosos de su opinión errónea como para no admitir que se habían equivocado.
Si las tribus del Jordán oriental hubieran apostatado, el pueblo de Israel habría aplicado los requerimientos punitivos prescriptos en el pacto. La unidad nunca puede ser un argumento para diluir la verdad o renunciar a los principios bíblicos. Sin embargo, la disciplina eclesiástica debe ser siempre el último recurso, no el primero, después de que hayan fracasado los intentos de reconciliación y asistencia pastoral basados en la Palabra de Dios. ¡Cuán diferentes serían nuestras iglesias si estos sencillos principios fueran aplicados sistemáticamente!

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