Domingo 27 de enero: La apertura del primer sello
Por cuanto no sabemos la hora exacta de su venida, se nos ordena que velemos. "Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare velando." Los que velan esperando la venida de su Señor no aguardan en ociosa expectativa. La espera de la venida de Cristo debe inducir a los hombres a temer al Señor y sus juicios sobre los transgresores. Les ha de hacer sentir cuán grande pecado es rechazar sus ofrecimientos de misericordia. Los que aguardan al Señor purifican sus almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia combinan el trabajo ferviente. Por cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los seres divinos y trabajar para la salvación de las almas. (El Deseado de todas las gentes, p. 588)"Tardándose, pues, el esposo, cabecearon todas, y se durmieron." La tardanza del esposo representa la expiración del plazo en que se esperaba al Señor, el contratiempo y la demora aparente. En ese momento de incertidumbre, el interés de los superficiales y de los sinceros a medias empezó a vacilar y cejaron en sus esfuerzos; pero aquellos cuya fe descansaba en un conocimiento personal de la Biblia, tenían bajo los pies una roca que no podía ser barrida por las olas de la contrariedad. "Cabecearon todas, y se durmieron;" una clase de cristianos se sumió en la indiferencia y abandonó su fe, la otra siguió esperando pacientemente hasta que se le diese mayor luz. Sin embargo, en la noche de la prueba esta segunda categoría pareció perder, hasta cierto punto, su ardor y devoción. Los tibios y superficiales no podían seguir apoyándose en la fe de sus hermanos. Cada cual debía sostenerse por sí mismo o caer. (El conflicto de los siglos, p. 392)
El divino Hijo de Dios, la Luz y la Vida, vino a este mundo para abarcar al mundo entero y para atraer y unir hacia sí a todo ser humano que está bajo la sujeción y el gobierno satánico. El los invita: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11: 28, 29). De este modo une consigo, por medio de una nueva efusión de su gracia, a todos los que acuden a Él. Pone sobre ellos su sello, su señal de obediencia y lealtad a su santo sábado (Manuscrito 104, del 28 de septiembre de 1897) (Alza tus ojos, p. 283)
Pronto se peleará la batalla del Armagedón. Aquel sobre cuya vestidura está escrito el nombre "Rey de reyes y Señor de señores", conduce a las huestes celestiales montadas en caballos blancos, vestidos de lino fino, limpio y blanco [Apoc. 19: 11-16]. -7 CBA 993 (1889).
La batalla del Armaged6n se peleará y ese día no debe hallar a ninguno de nosotros durmiendo. Debemos estar bien despiertos, como vírgenes prudentes que tenemos aceite en nuestras vasijas con nuestras lámparas ...
El poder del Espíritu Santo debe estar sobre nosotros, y el Capitán de la hueste del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla. Aun ocurrirán sucesos solemnes. Una trompeta tras otra resonará, copa tras copa se derramará sobre los habitantes de la tierra. Escenas asombrosas están por sobrevenir sobre nosotros (Comentario de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 993).
Comentarios
Publicar un comentario