Martes 29 de enero: La escena del cuarto sello
Ángeles están sosteniendo los cuatro vientos, representados como caballos iracundos que tratan de soltarse para correr sobre la faz de toda la tierra, sembrando destrucción y muerte a su paso...Os digo en nombre del Señor Dios de Israel, que todas las influencias dañinas y desanimadoras son mantenidas bajo control por las manos de ángeles invisibles, hasta que cada uno de los que trabaja en el temor y el amor de Dios sea sellado en su frente (Carta 138, 1897). (Mensajes selectos, t. 3, p. 467)
Satanás no puede retener los muertos en su poder cuando el Hijo de Dios les ordena que vivan. No puede retener en la muerte espiritual a una sola alma que con fe reciba la palabra de poder de Cristo. Dios dice a todos los que están muertos en el pecado: "Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos." Esa palabra es vida eterna. Como la palabra de Dios, que ordenó al primer hombre que viviera, sigue dándonos vida; como la palabra de Cristo: "Mancebo, a ti digo, levántate," dio la vida al joven de Naín, así también aquella palabra: "Levántate de los muertos," es vida para el alma que la recibe. Dios "nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo". (Colosenses 1:13). En su palabra, todo nos es ofrecido. Si la recibimos, tenemos liberación. (El Deseado de todas las gentes, p. 286)
Hay en la iglesia algunos que necesitan aferrarse a las columnas de nuestra fe, asentarse y hallar roca firme para su base, en vez de irse a la deriva sobre la superficie de la excitación y moverse por los impulsos. Hay en la iglesia dispépticos espirituales. Se han hecho a sí mismos inválidos, y su debilidad espiritual es el resultado de su propio curso vacilante. Son agitados de aquí para allá, por los variables vientos de doctrina, y con frecuencia quedan confundidos y arrojados en la incertidumbre porque se dejan llevar enteramente por su sentimiento. Son cristianos sensacionales, que siempre tienen hambre de algo nuevo y diverso. Las doctrinas extrañas confunden su fe, y ellos son inútiles para la causa de la verdad.
Dios llama a hombres y mujeres de estabilidad, de propósito firme, en quienes se pueda fiar en momentos 240 de peligro y de prueba, que estén tan firmemente arraigados y fundados en la verdad como las rocas eternas, que no puedan ser agitados a diestra o siniestra, sino que avancen constantemente y estén siempre del buen lado. (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 78)
El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna.
No hay nada al parecer tan débil, y no obstante tan invencible, como el alma que siente su insignificancia y confía por completo en los méritos del Salvador. Mediante la oración, el estudio de su Palabra y el creer que su presencia mora en el corazón, el más débil ser humano puede vincularse con el Cristo vivo, quien lo tendrá de la mano y nunca lo soltará. (El Ministerio de curación, p. 136)
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