Jueves 4 de abril - Las interacciones
Tan dispuesto, y ansioso, está el corazón del Salvador a recibirnos como miembros de la familia de Dios, que desde las primeras palabras que debemos emplear para acercarnos a Dios él expresa la seguridad de nuestro relación divina: "Padre nuestro".Al llamar a Dios nuestro Padre, reconocemos a todos sus hijos como nuestros hermanos. Todos formamos parte del gran tejido de la humanidad; todos somos miembros de una sola familia. En nuestras peticiones hemos de incluir a nuestros prójimos tanto como a nosotros mismos. Nadie ora como es debido si solamente pide bendiciones para sí mismo.-DM 89, 90.
Estáis unidos al Señor por los lazos más fuertes y la manifestación del amor de nuestro Padre debiera despertar el afecto más filial y la gratitud más ardiente. Las leyes de Dios se fundan en una inmutable rectitud, y han sido conformadas para promover la felicidad de los que las obedecen . . .
En la lección de fe que Cristo enseñó en el monte se revelan los principios de la verdadera religión. La religión conduce al hombre a una relación personal con Dios, pero no exclusivamente con él; porque los principios del cielo han de vivirse de manera que puedan ayudar y bendecir a la humanidad. Un verdadero hijo de Dios lo amará con todo su corazón, y amará a su prójimo como a sí mismo. Se interesará en sus semejantes. La verdadera religión es el resultado de la obra de la gracia en el corazón, que hace que la vida fluya en forma de buenas obras, como lo hace una fuente alimentada de corrientes vivas.-RH 18-9-1888
Jesús se relacionaba personalmente con los seres humanos. Él no se alejaba ni apartaba de los que necesitaban su ayuda. Entraba en las casas de los hombres, confortaba a los tristes, sanaba a los enfermos, instigaba al descuidado e iba haciendo bienes. Y si seguimos sus pasos, debemos hacer lo que él hizo. Debemos brindar a los hombres la misma ayuda que él les extendía.
El Señor desea que su palabra de gracia penetre en toda alma. En gran medida esto debe realizarse mediante un trabajo personal. Este fue el método de Cristo. Su obra se realizaba mayormente por medio de entrevistas personales. Dispensaba una fiel consideración al auditorio de una sola alma. Por medio de esa sola alma a menudo el mensaje se extendía a millares... Hay multitudes que nunca recibirán el Evangelio a menos que éste les sea llevado (Dios nos cuida p. 57)
El agente humano simpatizará con Cristo en la misma proporción en que sea un participante de la naturaleza divina. Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy -¿que os toleréis unos a otros?, no- : Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros". "Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado". -Review and Herald, 26 de mayo, 1896
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