Domingo 28 de abril: Ama a la mujer adecuada
Se han colocado faros de advertencia a cada lado del camino de la vida para impedir que los hombres se acerquen al terreno peligroso y prohibido; pero, a pesar de esto, son muchedumbres los que eligen la senda fatal, contra los dictados de la razón, sin tener en cuenta la ley de Dios, y en abierto desafío de su venganza....
Un corto tiempo dedicado a sembrar malas acciones, amados jóvenes, producirá una mies que amargará vuestra vida entera; una hora de irreflexión, el ceder una vez a la tentación, puede desviar en la mala dirección toda la corriente de vuestra existencia. Sólo podéis ser jóvenes una vez; obrad de modo que vuestra juventud resulte útil. Cuando hayáis recorrido el camino, ya no podréis volver para rectificar vuestros errores. El que rehusa relacionarse con Dios y se expone a la tentación caerá ciertamente. Dios está probando a todo joven. Muchos han disculpado su descuido e irreverencia con el mal ejemplo que les dieron los profesos cristianos de más experiencia. Pero esto no debe impedir a nadie hacer lo recto. En el día de la rendición final de cuentas no os atreveréis a presentar las excusas que invocáis ahora. (El hogar cristiano p. 50)
Dad a Cristo, en todas las cosas, el lugar primero, el último y el mejor. Contempladle constantemente, y vuestro amor por él, en la medida en que sea probado, se hará cada día más profundo y más fuerte. Y a medida que crezca vuestro amor por él, vuestro amor mutuo aumentará también en fuerza y profundidad.
Aunque se susciten dificultades, congojas y desalientos, no abriguen jamás ni el marido ni la mujer el pensamiento de que su unión es un error o una decepción. Resuélvase cada uno de ellos a ser para el otro cuanto le sea posible. Sigan teniendo uno para con otro los miramientos que se tenían al principio. Aliéntense uno a otro en las luchas de la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya entre ellos amor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el casamiento, en vez de ser la terminación del amor, será más bien su verdadero comienzo. El calor de la verdadera amistad, el amor que une un corazón al otro, es sabor anticipado de los goces del cielo. (El hogar cristiano p. 90,91)
Existe en derredor de cada familia un círculo sagrado que debe preservarse. Ninguna otra persona tiene derecho a cruzar este círculo sagrado. El esposo y la esposa deben serlo todo el uno para el otro. Ella no debe tener secretos que rehuse revelar a su esposo y comunique a otros, y él no debe tener secretos que no diga a su esposa y relate a otros. El corazón de la esposa debe ser una tumba para los defectos del marido, y el corazón de él una tumba para los defectos de ella.
Nunca debe una de las partes bromear a costa de los sentimientos de la otra parte. Nunca debe el marido o la mujer quejarse de su consorte a otros, en broma o de cualquier otra manera, porque con frecuencia el recurrir a bromas insensatas, que parezcan perfectamente inofensivas, termina en una prueba para cada uno y hasta en una separación. Se me ha mostrado que debe haber un escudo sagrado en derredor de cada familia.
El círculo del hogar debe considerarse como un lugar sagrado, un símbolo del cielo, un espejo en el cual nos reflejemos. Podemos tener amigos y conocidos, pero no hemos de entrometernos en la vida del hogar. Debe experimentarse un fuerte sentido de propiedad, que cree una impresión de comodidad, confianza y reposo.(El hogar cristiano p. 156)
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