Miércoles 1 de mayo: La vida ¿es mejor en una azotea?
Toda mujer a punto de ser madre, cualquiera que sea su ambiente, debe fomentar constantemente una disposición feliz, alegre y contenta, sabiendo que por todos los esfuerzos que haga en tal sentido se verá resarcida diez veces en la naturaleza física y moral de su hijo. Ni es esto todo. Ella puede acostumbrarse por hábito a pensar animosamente, y así alentar una condición mental feliz como alegre reflejo de su propio espíritu de dicha sobre su familia y sobre aquellos con quienes trate. Su propia salud física quedará muy mejorada. (El hogar cristiano p. 233)
Muy íntima es la relación entre la mente y el cuerpo. Cuando una está afectada, el otro simpatiza con ella. La condición de la mente influye en la salud mucho más de lo que generalmente se cree. Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento, remordimiento, sentimiento de culpabilidad y desconfianza, menoscaban las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte.
El valor, la esperanza, la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza para el alma. “El corazón alegre es una buena medicina.” Proverbios 17:22 (VM). (Ministerio de curación, p. 185)
El valor, la esperanza, la fe, la simpatía y el amor fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza para el alma. “El corazón alegre es una buena medicina.” Proverbios 17:22 (VM). (Ministerio de curación, p. 185)
Estamos en un mundo donde impera el sufrimiento. Dificultades, pruebas y tristezas nos esperan a cada paso mientras vamos hacia la patria celestial. Pero muchos agravan el peso de la vida al cargarse continuamente de antemano con aflicciones. Si encuentran adversidad o desengaño en su camino, se figuran que todo marcha hacia la ruina, que su suerte es la más dura de todas, y que se hunden seguramente en la miseria. Así atraen la desdicha y arrojan sombras sobre cuanto los rodea. La vida se vuelve una carga para ellos.
Pero no tiene que ser así. Tendrán que hacer un esfuerzo decidido a fin de cambiar el curso de sus pensamientos. Pero el cambio es posible. Su felicidad, para esta vida y para la venidera, depende de que fijen su atención en cosas alegres. Dejen ya de contemplar los cuadros lóbregos de su imaginación; consideren más bien los beneficios que Dios esparció en su senda, y más allá de estos, los invisibles y eternos.—El Ministerio de Curación, 191 (1905). (Mente, carácter y personalidad, T2 p. 476)
Cuando la luz del cielo brilla en el instrumento humano, su rostro expresa el gozo del Señor que mora en lo íntimo. La ausencia de Cristo en el alma hace que la gente sea triste y tenga una mente que desconfía. La falta de Cristo es lo que hace que el rostro sea triste y la vida una peregrinación de lamentos. El regocijo es la nota dominante de la Palabra de Dios para todos los que reciben a Cristo. ¿Por qué? Porque tienen la Luz de la vida. La luz trae alegría y gozo, y ese gozo se expresa en la vida y el carácter (MS 96, 1898). (Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. t, p. 1118)
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