Martes, 31 diciembre:
Durante su ministerio terrenal, Cristo se refirió al bien realizado por la predicación de Jonás en Ninive, y comparó a los habitantes de aquel centro pagano con el pueblo que profesaba pertenecer a Dios en su época. Declaró: "Los hombres de Ninive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; y he aquí más que Jonás en este lugar". Mateo 12:40, 41. En el mundo atareado, dominado por el bullicio y las altercaciones del comercio, donde los hombres procuraban obtener todo lo que podían para sí, había venido Cristo, y sobre la confusión, su voz, como trompeta de Dios, se oyó decir: ¿Qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma? o ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?” Marcos 8:36, 37.
Como la predicación de Jonás fue una señal para los ninivitas, lo fue para su propia generación la predicación de Cristo. Pero iqué con traste entre las dos maneras en que fue recibida la palabra! Sin embargo, frente a la indiferencia y el escarnio, el Salvador siguió obrando, hasta que hubo cumplido su misión (Profetas y reyes, p. 204).
Los escritores de la Biblia tuvieron que expresar sus ideas con lenguaje humano. Fue escrita por seres humanos. Ellos fueron inspirados por el Espíritu Santo. Debido a las imperfecciones de la comprensión humana del lenguaje, o a la perversidad de la mente humana, ingeniosa para eludir la verdad, muchos leen y entienden la Biblia para agradarse a sí mismos. No es que la dificultad esté en la Biblia...
Las Escrituras fueron dadas a los hombres, no en una cadena continua de declaraciones ininterrumpidas, sino parte tras parte a través de generaciones sucesivas, a medida que Dios en su providencia veía una oportunidad adecuada para impresionar a los hombres en varios tiempos y en diversos lugares. Los hombres escribieron a medida que fueron movidos por el Espíritu Santo. Hay primero el brote, después el capullo y después el fruto; primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga”. Esto es exactamente lo que son las declaraciones de la Biblia para nosotros (Mensajes selectos, 1. 1, p. 22).
No siempre hay orden perfecto o aparente unidad en las Escrituras... Las verdades de la Biblia son como perlas ocultas. Deben ser buscadas, extraídas mediante esfuerzos concienzudos. Los que tan solo dan un vistazo a las Escrituras, con un conocimiento superficial que piensan que es muy profundo, hablan de las contradicciones de la Biblia y ponen en duda la autoridad de las Escrituras. Pero aquellos cuyo corazón está en armonía con la verdad y el deber, escudriñarán las Escrituras con un corazón preparado para recibir impresiones divinas. El alma iluminada ve una unidad espiritual, una gran hebra de oro que corre por todo el conjunto, pero se requieren paciencia, meditación y oración para rastrear la preciosa hebra áurea (Mensajes selectos, t. 1, pp. 22, 23).
Como la predicación de Jonás fue una señal para los ninivitas, lo fue para su propia generación la predicación de Cristo. Pero iqué con traste entre las dos maneras en que fue recibida la palabra! Sin embargo, frente a la indiferencia y el escarnio, el Salvador siguió obrando, hasta que hubo cumplido su misión (Profetas y reyes, p. 204).
Los escritores de la Biblia tuvieron que expresar sus ideas con lenguaje humano. Fue escrita por seres humanos. Ellos fueron inspirados por el Espíritu Santo. Debido a las imperfecciones de la comprensión humana del lenguaje, o a la perversidad de la mente humana, ingeniosa para eludir la verdad, muchos leen y entienden la Biblia para agradarse a sí mismos. No es que la dificultad esté en la Biblia...
Las Escrituras fueron dadas a los hombres, no en una cadena continua de declaraciones ininterrumpidas, sino parte tras parte a través de generaciones sucesivas, a medida que Dios en su providencia veía una oportunidad adecuada para impresionar a los hombres en varios tiempos y en diversos lugares. Los hombres escribieron a medida que fueron movidos por el Espíritu Santo. Hay primero el brote, después el capullo y después el fruto; primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga”. Esto es exactamente lo que son las declaraciones de la Biblia para nosotros (Mensajes selectos, 1. 1, p. 22).
No siempre hay orden perfecto o aparente unidad en las Escrituras... Las verdades de la Biblia son como perlas ocultas. Deben ser buscadas, extraídas mediante esfuerzos concienzudos. Los que tan solo dan un vistazo a las Escrituras, con un conocimiento superficial que piensan que es muy profundo, hablan de las contradicciones de la Biblia y ponen en duda la autoridad de las Escrituras. Pero aquellos cuyo corazón está en armonía con la verdad y el deber, escudriñarán las Escrituras con un corazón preparado para recibir impresiones divinas. El alma iluminada ve una unidad espiritual, una gran hebra de oro que corre por todo el conjunto, pero se requieren paciencia, meditación y oración para rastrear la preciosa hebra áurea (Mensajes selectos, t. 1, pp. 22, 23).
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