Sábado, diciembre 14
Cómo Afrontar Las Malas Decisiones
El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las naciones. Observan la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en víspera de una crisis estupenda.
La Biblia, y tan sólo la Biblia, presenta una visión correcta de estas cosas. En ella se revelan las grandes escenas finales de la historia de nuestro mundo, acontecimientos que ya se anuncian, y cuya aproximación hace temblar la tierra y desfallecer de temor los corazones de los hombres (Profetas y reyes, p. 394).
Quiero decir a nuestro pueblo: Que nadie sea alejado de los principios sólidos y razonables que Dios ha establecido para guiar a su pueblo, y que nadie confíe para su dirección en métodos tales como arrojar una moneda…. Que nadie sea engañado con tanta facilidad ni inducido a confiar en semejante prueba. Que nadie rebaje su experiencia al recurrir a métodos indignos para encontrar dirección en cuestiones importantes relacionadas con la obra de Dios.
El Señor no obra en una forma casual. Buscadlo fervorosamente en oración. El impresionará la mente y dará a conocer su voluntad. El pueblo de Dios debe ser educado para no confiar en las invenciones humanas y en las pruebas inciertas como medio para conocer la voluntad de Dios concerniente a ellos. Satanás y sus instrumentos siempre están listos para aprovechar cualquier oportunidad de alejar a las almas de los principios puros de la Palabra de Dios. La gente que sea guiada y enseñada por Dios no dará lugar a métodos que no estén respaldados por un “así dice el Señor”.
Que todos los que pretenden estar preparándose para la venida del Señor lo busquen humildemente para obtener conocimiento acerca de su voluntad, y para tener un espíritu que esté dispuesto a andar en toda la luz que él envíe. Como pueblo hemos tenido mucha instrucción concerniente a nuestro deber de depender de Dios para obtener sabiduría y consejo. Vayamos a la Palabra de Dios en busca de instrucción (Mensajes selectos, t. 2, p. 376).
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