Domingo, 5 de enero:
Sedequías pagó un alto precio por su debilidad. El enemigo avanzó como una avalancha irresistible y devastó la ciudad. El ejército hebreo sc batió en retirada víctima de la confusión. La nación fue conquistada. Sedequías fue tomado prisionero y sus hijos murieron asesinados ante sus propios ojos...
Los que se esfuerzan por esconder el pecado y hacer que parezca menos serio a las mentes de los transgresores hacen la labor de los falsos profetas y la ira de Dios retribuirá su conducta. El Señor nunca entrará en componendas con los deseos de los hombres corruptos. El falso profeta condenó a Jeremías por haber afligido al pueblo con sus graves acusaciones; quiso tranquilizarlo prometiéndole seguridad y prosperidad, pensando que no debía recordar continuamente los pecados de las pobres gentes ni amenazarlas con el castigo. Esta conducta aumentó aún más, si cabe, la resistencia de los judíos al consejo del verdadero profeta e intensificó su enemistad hacia él (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 183, 184).
Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron servir a este, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres. Así se corrompió su carácter, y la vida se les tornó en cansancio. La congoja constante consumo sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea que depon gan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su yugo y les dice: "Mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11:30. La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio de proporcionar alivio. "No quitará el bien a los que en integridad andan". Salmos 84:11.
Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado (El ministerio de curación, pp. 381, 382).
A la omnipotencia del Rey de reyes, nuestro Dios, que cumple su pacto, une la delicadeza y el cuidado de un tierno pastor. Nada puede impedirle el camino. Su poder es absoluto y es la prenda para el seguro cumplimiento de sus promesas a su pueblo. El puede remover todos los obstáculos al avance de su obra. El posee los recursos para eliminar toda dificultad para que aquellos que le sirven, y tienen respeto por los medios que él utiliza, puedan ser libertados. Su bondad y su amor son infinitos y su pacto es inalterable. Los planes de los enemigos de su obra al parecer son firmes y bien trazados, pero él puede echar abajo los planes más sólidos, y lo logrará a su debido tiempo, cuando vea que nuestra fe ha sido lo suficientemente probada y que estamos acercándonos a él y haciendo de él nuestro consejero (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 17, 18).
Los que se esfuerzan por esconder el pecado y hacer que parezca menos serio a las mentes de los transgresores hacen la labor de los falsos profetas y la ira de Dios retribuirá su conducta. El Señor nunca entrará en componendas con los deseos de los hombres corruptos. El falso profeta condenó a Jeremías por haber afligido al pueblo con sus graves acusaciones; quiso tranquilizarlo prometiéndole seguridad y prosperidad, pensando que no debía recordar continuamente los pecados de las pobres gentes ni amenazarlas con el castigo. Esta conducta aumentó aún más, si cabe, la resistencia de los judíos al consejo del verdadero profeta e intensificó su enemistad hacia él (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 183, 184).
Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron servir a este, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres. Así se corrompió su carácter, y la vida se les tornó en cansancio. La congoja constante consumo sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea que depon gan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su yugo y les dice: "Mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11:30. La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio de proporcionar alivio. "No quitará el bien a los que en integridad andan". Salmos 84:11.
Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado (El ministerio de curación, pp. 381, 382).
A la omnipotencia del Rey de reyes, nuestro Dios, que cumple su pacto, une la delicadeza y el cuidado de un tierno pastor. Nada puede impedirle el camino. Su poder es absoluto y es la prenda para el seguro cumplimiento de sus promesas a su pueblo. El puede remover todos los obstáculos al avance de su obra. El posee los recursos para eliminar toda dificultad para que aquellos que le sirven, y tienen respeto por los medios que él utiliza, puedan ser libertados. Su bondad y su amor son infinitos y su pacto es inalterable. Los planes de los enemigos de su obra al parecer son firmes y bien trazados, pero él puede echar abajo los planes más sólidos, y lo logrará a su debido tiempo, cuando vea que nuestra fe ha sido lo suficientemente probada y que estamos acercándonos a él y haciendo de él nuestro consejero (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 17, 18).
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