Jueves, 20 de febrero:
Los santos del Altísimo
Esta declaración dirigida a Pedro tiene validez para cada cristiano: "Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte". Lucas 22:31, 32. Gracias a Dios porque no se nos ha dejado solos. Esta es nuestra seguridad. Satanás nunca podrá causar daño eterno al que Cristo haya preparado para la tentación mediante su intercesión, porque en Cristo hay gracia para cada alma, y se ha provisto en él un camino de escape, de manera que nadie necesita caer bajo el poder del enemigo.
Satanás está preparando poderosas y variadas tentaciones para asaltar al pueblo de Dios. Se lo representa como a un león rugiente que busca a alguna alma desprevenida que atrapar con sus sutilezas y para destruirla finalmente. Sin Cristo no podemos dar un solo paso con seguridad. Pero cuánto consuelo podemos encontrar en estas palabras: "He orado por ti, que tu fe no falte". Satanás no zarandea la paja; quiere tener el trigo en sus manos. Cobremos ánimo y oremos en todo momento (A fin de conocerle, pp. 284, 285).
Por la prueba el Señor examina la fortaleza de sus hijos ... Esto lo averigua el Señor probándonos. En el horno de la aflicción nos purifica de toda escoria. Nos envía pruebas, no para causar dolor innecesario, sino para llevarnos a contemplarle, para fortalecer nuestra paciencia, para enseñarnos que si no nos oponemos, sino que confiemos en él, veremos su salvación.
El amor de Cristo por sus hijos es tan vigoroso como tierno. Es un amor más fuerte que la muerte, pues él murió por nosotros. Es un amor más verdadero que el de una madre por su hijo. El amor de la
madre puede cambiar, pero el amor de Cristo es inmutable. "Por lo cual estoy seguro", dice Pablo, "de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro". Romanos 8:38, 39 (In Heavenly Places, p. 269; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 271).
El reino de la gracia de Dios se está estableciendo, a medida que ahora, día tras día, los corazones que estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo del reino de su gloria no se producirá hasta la segunda venida de Cristo a este mundo. "El reino y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo" serán dados "al pueblo de los santos del Altísimo". Daniel 7:27. Heredarán el reino preparado para ellos "desde la fundación del mundo". Mateo 25:34. Cristo asumirá entonces su gran poder y reinará.
Las puertas del cielo se abrirán otra vez y nuestro Salvador, acompañado de millones de santos, saldrá como Rey de reyes y Señor de señores. Jehová Emmanuel "será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre". "El tabernáculo de Dios" estará con los hombres y Dios "morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios". Zacarías 14:9; Apocalipsis 21 :3 (El discurso maestro de Jesucristo, p. 93).
Viernes, 21 de febrero: Para estudiar y meditar
Exaltad a Jesús, "Anotados en los registros del cielo", p. 322.
Lafe por la cual vivo, "Este mismo Jesús regresará", p. 353.
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