SÁBADO, 15 DE FEBRERO
A medida que nos acercamos al término de la historia de este mundo, las profecías registradas por Daniel exigen nuestra atención especial, puesto que se relacionan con el tiempo mismo en que estamos viviendo. Con ellas deben vincularse las enseñanzas del último libro del Nuevo Testamento. Satanás ha inducido a muchos a creer que las porciones proféticas de los escritos de Daniel y de Juan el revelador no pueden comprenderse. Pero se ha prometido claramente que una bendición especial acompañará el estudio de esas profecías. "Entenderán los entendidos" (Daniel 12: 1 O), fue dicho acerca de las visiones de Daniel cuyo sello iba a ser quitado en los últimos días; y acerca de la revelación que Cristo dio a su siervo Juan para guiar al pueblo de Dios a través de los siglos, se prometió: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas". Apocalipsis 1 :3 (Profetas y reyes, pp. 401, 402).
La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de eUa". 2 Timoteo 3:1-5 (VM) (El conflicto de los siglos, p. 438).
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se veo, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga (Profetas y reyes, p. 403).
Del mar tormentoso a las nubes de los cielos
Daniel fue honrado por Dios ... y le fueron dadas muchas revelaciones de los misterios referentes a los siglos venideros. Sus admirables profecías, como las registradas en los capítulos siete a doce del libro que lleva su nombre, no fueron comprendidas plenamente ni siquiera por el profeta mismo; pero antes que terminaran las labores de su vida, recibió la bienaventurada promesa de que "hasta el tiempo del fin" --en el plazo final de la historia de este mundo- se le permitiría ocupar otra vez su lugar. .. "Tú empero, Daniel, cierra las palabras y sella el libro", pues esos escritos debían quedar sellados "hasta el tiempo del fin". Las indicaciones adicionales que el ángel dio al fiel mensajero de Jehová fueron: "Anda, Daniel, que estas palabras están cerradas y selladas, hasta el tiempo del cumplimiento ... Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días". Daniel 12:9, 13.
A medida que nos acercamos al término de la historia de este mundo, las profecías registradas por Daniel exigen nuestra atención especial, puesto que se relacionan con el tiempo mismo en que estamos viviendo. Con ellas deben vincularse las enseñanzas del último libro del Nuevo Testamento. Satanás ha inducido a muchos a creer que las porciones proféticas de los escritos de Daniel y de Juan el revelador no pueden comprenderse. Pero se ha prometido claramente que una bendición especial acompañará el estudio de esas profecías. "Entenderán los entendidos" (Daniel 12: 1 O), fue dicho acerca de las visiones de Daniel cuyo sello iba a ser quitado en los últimos días; y acerca de la revelación que Cristo dio a su siervo Juan para guiar al pueblo de Dios a través de los siglos, se prometió: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas". Apocalipsis 1 :3 (Profetas y reyes, pp. 401, 402).
La Biblia declara que antes de la venida del Señor habrá un estado de decadencia religiosa análoga a la de los primeros siglos. "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de eUa". 2 Timoteo 3:1-5 (VM) (El conflicto de los siglos, p. 438).
Un estudio cuidadoso de cómo se cumple el propósito de Dios en la historia de las naciones y en la revelación de las cosas venideras, nos ayudará a estimar en su verdadero valor las cosas que se ven y las que no se veo, y a comprender cuál es el verdadero objeto de la vida. Considerando así las cosas de este tiempo a la luz de la eternidad, podremos, como Daniel y sus compañeros, vivir por lo que es verdadero, noble y perdurable. Y al aprender en esta vida a reconocer los principios del reino de nuestro Señor y Salvador, el reino bienaventurado que ha de durar para siempre, podemos ser preparados para entrar con él a poseerlo cuando venga (Profetas y reyes, p. 403).
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