Jueves, 26 de marzo:
El tiempo de espera
"Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sobrecoja como ladrón; porque todos vosotros sois hijos de luz, e hijos del día; no somos de la noche, ni de las tinieblas". Aunque no sabemos la hora en que ha de volver nuestro Señor, podemos saber que está cerca. "Por tanto, no durmamos como los demás; antes velemos y seamos sobrios". 1 Tesalonisenses 5:4-6 (El Deseado de todas las gentes, p. 235).Si pudieran ser abiertos nuestros ojos, como sucedió con el siervo de Elíseo en Dotán, nos veríamos rodeados por ángeles malignos que tratan de imponer su presencia sobre nosotros, y buscan una oportunidad para tentarnos y vencemos; pero también veríamos a ángeles santos que nos guardan, y que con su luz y su poder mantienen a raya a los ángeles malos (Exaltad a Jesús, p. 341).
En las horas más sombrías, en las circunstancias más amedrentadoras, el creyente puede afirmar su alma en la fuente de toda luz y poder. Día tras día, por la fe en Dios, puede renovar su esperanza y valor. "El justo en su fe vivirá". Al servir a Dios, no hay por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará más que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen su confianza en él. Les dará la sabiduría que exigen sus variadas necesidades ...
Debemos apreciar y cultivar la fe acerca de la cual testificaron los profetas y los apóstoles, la fe que echa mano de las promesas de Dios y aguarda la liberación que ha de venir en el tiempo y de la manera que él señaló. La segura palabra profética tendrá su cumplimiento final en el glorioso advenimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, como Rey de reyes y Señor de señores. El tiempo de espera puede parecer largo; el alma puede estar oprimida por circunstancias desalentadoras; pueden caer al lado del camino muchos de aquellos en quienes se puso confianza ... Recordemos siempre el mensaje animador: "Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará". Habacuc 2:3 (Profetas y reyes, pp. 285, 286).
Como nunca antes debe hacerse una decidida resistencia contra el pecado, contra los poderes de las tinieblas. El tiempo exige una actividad enérgica y determinada de parte de los que creen en la verdad presente. Si parece largo el tiempo de espera hasta que venga nuestro Libertador; si, doblegados por la aflicción y gastados por el trabajo, nos mostramos impacientes para recibir un retiro honorable de la guerra, recordemos -y que este recuerdo ahogue todo murmullo-- que quedamos en la tierra para encontrar tormentas y conflictos, para perfeccionar un carácter cristiano, para familiarizarnos mejor con Dios nuestro Padre y con Cristo nuestro Hermano mayor, y para hacer la obra del Maestro en la salvación de muchas almas para Cristo. "Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad". Daniel 12:3 (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 254).
Viernes, 27 de marzo: Para estudiar y meditar
Lafe por la cual vivo, "La recompensa de ganar almas", p. 372.
Exaltad a Jesús, "Aceptémoslo como nuestro amigo íntimo", p. 92.
Comentarios
Publicar un comentario