Sábado 21 de marzo
La condición del mundo antes de la primera venida de Cristo es un cuadro de la condición del mundo precisamente antes de su segunda venida. Existirá la misma iniquidad. Satanás manifiesta el mismo poder engañoso en la mente de los hombres. Pone en acción sus instrumentos preparados y los emplea con intensa actividad. Dispone su ejército de instrumentos humanos para que participen en el último gran conflicto contra el Príncipe de la vida, para derribar la ley de Dios que es el fundamento de su trono. Satanás hará milagros para firmar a los hombres en la creencia de que él es Jo que pretende ser: el príncipe de este mundo, y que la victoria es suya. Empleará sus fuerzas contra los que son leales a Dios; pero aunque pueda causar dolor, angustia y agonía humana, no puede mancillar el alma. Puede afligir al pueblo de Dios como lo hizo con Cristo; pero no puede hacer que parezca uno de los pequeñitos de Cristo. El pueblo de Dios debe esperar en estos últimos días que entrará en lo más recio del conflicto, pues dice la palabra profética: "El dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1174).
Las mentes finitas no pueden estimar plenamente el valor de un alma. ¿Con cuánta gratitud recordarán los rescatados y glorificados a los que hayan sido instrumentos de su salvación! Nadie lamentará entonces sus esfuerzos abnegados y labores perseverantes, su paciencia, longanimidad y fervientes anhelos por las almas que podrían haberse perdido si hubiese descuidado su deber o se hubiese cansado de hacer el bien.
Del polvo a las estrellas
No todo el mundo ha tomado posiciones con el enemigo y contra Dios. No todos se han vuelto desleales. Queda un remanente que permanece fiel a Dios; porque Juan escribe: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". Apocalipsis 14: 12. Muy pronto una furiosa batalla contra los que sirven a Dios será entablada por aquellos que no le sirven. Muy pronto todo lo que es susceptible de ser removido lo será, de modo que subsistan únicamente aquellas cosas que no pueden ser quebrantadas (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 14).
La condición del mundo antes de la primera venida de Cristo es un cuadro de la condición del mundo precisamente antes de su segunda venida. Existirá la misma iniquidad. Satanás manifiesta el mismo poder engañoso en la mente de los hombres. Pone en acción sus instrumentos preparados y los emplea con intensa actividad. Dispone su ejército de instrumentos humanos para que participen en el último gran conflicto contra el Príncipe de la vida, para derribar la ley de Dios que es el fundamento de su trono. Satanás hará milagros para firmar a los hombres en la creencia de que él es Jo que pretende ser: el príncipe de este mundo, y que la victoria es suya. Empleará sus fuerzas contra los que son leales a Dios; pero aunque pueda causar dolor, angustia y agonía humana, no puede mancillar el alma. Puede afligir al pueblo de Dios como lo hizo con Cristo; pero no puede hacer que parezca uno de los pequeñitos de Cristo. El pueblo de Dios debe esperar en estos últimos días que entrará en lo más recio del conflicto, pues dice la palabra profética: "El dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1174).
Las mentes finitas no pueden estimar plenamente el valor de un alma. ¿Con cuánta gratitud recordarán los rescatados y glorificados a los que hayan sido instrumentos de su salvación! Nadie lamentará entonces sus esfuerzos abnegados y labores perseverantes, su paciencia, longanimidad y fervientes anhelos por las almas que podrían haberse perdido si hubiese descuidado su deber o se hubiese cansado de hacer el bien.
Entonces los que sean dignos de ir vestidos de blanco se hallarán reunidos en el redil del gran Pastor. Desde su trono, el Cordero saludará al obrero fiel y al alma salvada por su labor y los conducirá al árbol de la vida y a la fuente de aguas vivas. ¡Con qué gozo contemplará el siervo de Cristo a esos redimidos, que podrán compartir la gloria de su Redentor! ¡Cuánto más precioso será el cielo para los que hayan sido fieles en la obra de salvar almas! "Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad" (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 584).
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