Miércoles, 25 de marzo:
El libro sellado
En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan. En él está el complemento del libro de Daniel. Uno es una profecía, el otro una revelación. El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino aquella porción de la profecía de Daniel que se refiere a los últimos días. El ángel ordenó: "Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin". Daniel 12:4 (Hechos de los apóstoles, p. 467).
Las palabras del ángel a Daruel acerca de los últimos días, serán comprendidas en el tiempo del fin. En ese tiempo, "muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia será aumentada". "Los impíos obrarán
impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los entendidos". Daniel 12:4, I O. El Salvador mismo anunció señales de su venida y dijo: "Cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el reino de Dios". "Y mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día". Lucas 21:31, 34 (El Deseado de todas las gentes, pp. 201,202).
Si la gente hubiese entendido las visiones de Daniel habría comprendido mejor las de Juan. Pero a su debido tiempo, Dios obró en su siervo elegido, y él, con claridad y el poder del Espíritu Santo, explicó las profecías demostrando la concordancia entre las visiones de Daniel y las de Juan, así como con otros pasajes de la Biblia, e inculcó en el árumo de la gente las sagradas y temibles amonestaciones de la Escritura a prepararse para el advenimiento del Hijo del hombre. Quienes le oyeron quedaron profundamente convencidos, y clero y pueblo, pecadores e incrédulos, se volvieron hacia el Señor y buscaron la preparación para estar en pie en el juicio (Primeros escritos, p. 231 ).
Las profecías presentan una sucesión de acontecimientos que llevan al comienzo del juicio. Esto es particularmente cierto del libro de Daniel. Pero la parte de su profecía que se refería a los últimos días, debía Daniel cerrarla y sellarla "hasta el tiempo del fin". Un mensaje relativo al juicio, basado en el cumplimiento de estas profecías, no podía ser proclamado antes de que llegásemos a aquel tiempo ...
Semejante mensaje no se predicó en los siglos pasados. San Pablo, como lo hemos visto, no lo predicó; predijo a sus hermanos la venida de Cristo para un porvenir muy lejano. Los reformadores no lo proclamaron tampoco. Martín Lutero fijo la fecha del juicio para cerca de trescientos años después de su época. Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desellado, la ciencia de las profecías ha aumentado y muchos han proclamado el solemne mensaje del juicio cercano (El conflicto de los siglos, p. 356).
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