Jueves, 9 de abril:
Cómo interpretar la Biblia con fe
Al permitir todo género de descubrimientos en las ciencias y en las artes, Dios ha derramado sobre el mundo raudales de luz, pero aun los espíritus más poderosos, si no son guiados en sus investigaciones por la Palabra de Dios, se extravían en sus esfuerzos por encontrar las relaciones existentes entre la ciencia y la revelación.Los conocimientos humanos, tanto en lo que se refiere a las cosas materiales como a las espirituales, son limitados e imperfectos; de aquí que muchos sean incapaces de hacer armonizar sus nociones científicas con las declaraciones de las Sagradas Escrituras. Son muchos los que dan por hechos científicos lo que no pasa de ser meras teorías y elucubraciones, y piensan que la Palabra de Dios debe ser probada por las enseñanzas de “la falsamente llamada ciencia”. 1 Timoteo 6:20. El Creador y sus obras les resultan incomprensibles; y como no pueden explicarlos por las leyes naturales, consideran la historia bíblica como sí no mereciese fe. Los que dudan de la verdad de las narraciones del Antiguo Testamento y del Nuevo, dan a menudo un paso más y dudan de la existencia de Dios y atribuye poder infinito a la naturaleza. Habiendo perdido su ancla son arrastrados hacia las rocas de la incredulidad.
Es así como muchos se alejan de la fe y son seducidos por el diablo. Los hombres procuraron hacerse más sabios que su Creador; la filosofía intentó sondear y explicar misterios que no serán jamás revelados en el curso infinito de las edades. Si los hombres se limitasen a escudriñar y comprender tan solo lo que Dios les ha revelado respecto de sí mismo y de sus propósitos, llegarían a tal concepto de la gloria, majestad y poder de Jehová, que se darían cuenta de su propia pequeñez y se contentarían con lo que fue revelado para ellos y sus hijos - El conflicto de los siglos, p. 513.
La fe no es sentimiento. "Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de las cosas que no se ven”. Hebreos 11:1. La verdadera fe no va en ningún sentido aliada a la presunción. Únicamente aquel que tiene verdadera fe está seguro contra la presunción, porque la presunción es la falsificación de la fe por Satanás.
La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce fruto en obedien cia. La presunción se atiene también a las promesas, pero las emplea como las empleó Satanás, para disculpar la transgresión. La fe habría inducido a nuestros primeros padres a confiar en el amor de Dios y obedecer sus mandamientos. La presunción los indujo a violar su ley, creyendo que su gran amor los salvaría de las consecuencias de su pecado. No es fe la que pretende el favor del cielo sin cumplir con las con diciones en que se ha de otorgar la misericordia. La verdadera fe tiene su cimiento en las promesas y provisiones de las Escrituras — Obreros evangélicos, p. 274.
He observado frecuentemente que los hijos del Señor... no ejercitan la fe que es su privilegio y deber ejercitar, y a menudo aguardan aquel sentimiento íntimo que solo la fe puede dar. El sentimiento de por sí no es fe. Son dos cosas distintas. A nosotros nos toca ejercitar la fe; pero el sentimiento gozoso y sus beneficios han de sernos dados por Dios. La gracia de Dios llega al alma por el canal de la fe viva, que está en nuestro poder ejercitar.
La fe verdadera demanda la bendición prometida y se aferra a ella antes de saberla realizada y de sentirla. Debemos elevar nuestras peticiones al Lugar Santísimo con una fe que dé por recibidos los prometidos beneficios y los considere ya suyos. Hemos de creer, pues, que recibiremos la bendición, porque nuestra fe ya se apropió de ella, y, según la Palabra, es nuestra... La fe verdadera se apoya en las promesas contenidas en la Palabra de Dios, y únicamente quienes obedezcan a esta Palabra pueden pretender que se cumplan sus gloriosas promesas -Primeros escritos, pp. 72, 73.
Viernes, 10 de abril: Para estudiar y meditar
Mi vida hoy, "La prosperidad y la fe”, p. 43;
Mi vida hoy, “La verdad santifica”, p. 269.
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