Lunes, 25 de mayo:
La creación en la literatura antigua
Al apartarse de la Palabra de Dios para alimentarse en las obras de escritores que no son inspirados de lo alto, la mente se deforma y rebaja. No se relaciona con los principios profundos y amplios de la verdad eterna...Solamente en la Palabra de Dios hallamos el relato auténtico de la creación... Solamente en ella podremos encontrar la historia de la humanidad sin el sello del prejuicio o el orgullo humano... Allí podemos comulgar con los patriarcas y profetas, y escuchar la voz del Eterno que se dirige a los hombres. Allí contemplamos la Majestad de los Cielos que se humilla hasta convertirse en sustituto y garantía, para hacer frente en inferioridad de condiciones a las potencias de las tinieblas, y luego ganar la victoria para nuestro beneficio. La contemplación reverente de tales temas no puede menos que suavizar, purificar y ennoblecer el corazón, y al mismo tiempo, inspirar nueva fuerza y vigor a la mente -Mi vida hoy, p. 110.
Cuando la mente es aprovisionada con la verdad bíblica, sus principios arraigan profundamente en el alma, y la preferencia y los gustos se entrelazan con la verdad, y no hay deseo de publicaciones rebajantes y excitadoras, que debilitan las facultades morales y destruyen los dones que Dios ha derramado para ser utilizados con fidelidad. El conocimiento bíblico resultará un antídoto contra las venenosas insinuaciones recibidas a través de una lectura incontrolada...
Sin la Biblia seríamos confundidos por las falsas teorías. La mente estaría sujeta a la tiranía de la superstición y la falsedad. Pero poseyendo una historia auténtica del comienzo del mundo, no necesitamos enredarnos con conjeturas humanas y teorías indignas de confianza — Mente, carácter y personalidad, t. 1, pp. 98, 99.
Las obras de su creación en los sucesivos días recibieron el calificativo de bueno, pero del hombre, formado a la imagen de su Creador, se dijo que era “bueno en gran manera”. Génesis 1:31. Ninguna otra criatura de Dios ha recibido tantas muestras de su amor. Cuando el pecado lo echó todo a perder, Dios dio a su Hijo amado para redimir la raza caída. Su voluntad era que no pereciesen por sus pecados, sino que viviesen para usar sus facultades bendiciendo al mundo y honrando a su Creador. Los cristianos profesos que no viven para beneficio de los demás y siguen su propia y perversa voluntad en lugar de la de Dios, el Maestro los llamará para que le rindan cuentas por el mal uso de las bendiciones que les ha dado -- Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 555. Antes del diluvio, Dios mandó a Noé que diese aviso al mundo, para que los hombres fuesen llevados al arrepentimiento, y para que así escapasen a la destrucción. A medida que se aproxima el momento de la segunda venida de Cristo, el Señor envía a sus siervos al mundo con una amonestación para que los hombres se preparen para ese gran acontecimiento. Multitudes de personas han vivido violando la ley de Dios, y ahora, con toda misericordia, las llama para que obedezcan sus sagrados preceptos. A todos los que abandonen sus pecados mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en Cristo, se les ofrece perdón -Historia de los patriarcas y profetas, p. 91.
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