Sábado de tarde, 9 de mayo
Idiomas, texto y contexto
El estandarte de la verdad y de la libertad religiosa que aquellos reformadores hicieron ondear, se nos ha entregado en este último conflicto. La responsabilidad de este gran don descansa sobre quienes Dios ha bendecido con el conocimiento de su Palabra. Debemos considerar la Palabra de Dios como la autoridad suprema. Debemos aceptar sus verdades y hacerlas nuestras. Podremos apreciarlas únicamente si las buscamos mediante el estudio personal.Cuando convirtamos la Palabra de Dios en la guía de nuestras vidas, se contestará en nosotros la oración de Cristo: "Santificalos en tu verdad; tu palabra es verdad". Juan 17:17. Reconocer la verdad en palabra y en acción, será nuestra confesión de fe. Únicamente así podrán los demás confirmar que creemos en la Biblia.
Los reformadores cuya protesta hizo que se nos conociera como "protestantes", creían que Dios los había llamado a llevar el evangelio al mundo. Para cumplir con este mandato estuvieron dispuestos a sacrificar sus posesiones, su libertad y sus vidas. ¿Seremos en este último gran conflicto tan fieles a nuestro cometido, como lo fueron los reformadores a la de ellos? -Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 402, 403.
La verdad para aquel tiempo se llevó a todo rincón del mundo en medio de la persecución y la muerte. La Palabra de Dios se llevó al pueblo. Todas las clases sociales, los encumbrados y el populacho, ricos y pobres, letrados e ignorantes, la estudiaron con entusiasmo. Quienes recibieron la luz se convirtieron a su vez en mensajeros. En aquellos días la verdad se llevó a la gente gracias a la imprenta. La pluma de Lutero era poderosa, y sus escritos, esparcidos por doquier, agitaron al mundo. Las mismas opciones están a nuestra disposición, multiplicadas por cien. Las Biblias y las diversas publicaciones en numerosos idiomas que presentan la verdad para este tiempo, están a nuestro alcance y pueden llevarse rápidamente a cualquier parte del mundo. Debemos proclamar a los hombres el último mensaje de advertencia de Dios, y ¡cuánta diligencia debemos manifestar en el estudio de la Biblia y en nuestro celo al difundir la luz! -Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 403.
En estos días de viajes, las oportunidades para ponerse en contacto con hombres y mujeres de todas las clases sociales y de muchas nacionalidades, son mayores que en los días de los israelitas. Las rutas de viaje se han multiplicado mil veces. Dios ha preparado admirablemente el camino. Tenemos a nuestra disposición los beneficios de la imprenta. Tenemos Biblias y publicaciones en diversos idiomas que explican la verdad para este tiempo, que pueden llevarse con rapidez a todos los países del mundo.
Los cristianos que viven en los grandes centros comerciales y turísticos tienen oportunidades especiales. Los creyentes que moran en estas ciudades pueden trabajar para Dios en el vecindario de sus hogares -Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 99.
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