Lunes, 15 de junio:
Afrontar las dificultades con honestidad y cuidado
Tengan cuidado al interpretar las Escrituras. Léanlas con el corazón abierto a la influencia de la Palabra de Dios, y entonces esta traerá luz del cielo y dará entendimiento a los simples. No me refiero a los retardados mentales, sino a los que se extralimitan en su anhelo de ser originales e independientes con el fin de lograr un conocimiento que supere el verdadero conocimiento - Cada día con Dios, p. 41.Sin la dirección del Espíritu Santo, estaremos constantemente expuestos a torcer las Escrituras o a interpretarlas mal. Muchas veces la lectura de la Biblia no reporta provecho, y hasta puede causar un daño positivo. Cuando la Palabra de Dios se abre sin reverencia ni oración; cuando los pensamientos y afectos no están fijos en Dios ni armonizan con su voluntad, el intelecto está enturbiado por la duda; y el escepti cismo se fortalece en el mismo estudio de la Biblia. El enemigo rige los pensamientos y sugiere interpretaciones que no son correctas.
Cuando quiera que los hombres no traten de estar en armonía con Dios en sus palabras y acciones, por sabios que sean están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y es peligroso confiar en sus explicaciones. Cuando tratamos verdaderamente de hacer la voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma los preceptos de su Palabra, hace de ellos los principios de la vida y los escribe en las tablas del alma. Son únicamente los que siguen la luz ya dada quienes pueden esperar recibir mayor iluminación de parte del Espíritu. Esto se presenta claramente en las palabras de Cristo: “El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina” —Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 659, 660.
La claridad de nuestra visión de la verdad será proporcional a nuestra comprensión de la Palabra de Dios. Quien presta cuidadosa y devota atención a las Escrituras, obtendrá una comprensión clara y un juicio sólido, como si al volverse a Dios hubiera alcanzado un grado más alto de inteligencia...
No es seguro para nosotros alejarnos de las Sagradas Escrituras, y hacer únicamente una lectura casual de sus páginas sagradas... Ceñid la mente a la elevada tarea que ha sido puesta delante de ella, y estudiad con un decidido interés, para que podáis entender la verdad divina. Aquellos que hacen esto, quedarán sorprendidos de encontrar lo que la mente puede lograr...
La mente debe ser refrenada y no se le debe permitir que divague. Debería ser adiestrada para espaciarse en las Escrituras y en temas nobles y elevados. Porciones de las Escrituras, aun capítulos enteros, pueden ser memorizados a fin de repetirlos cuando Satanás venga con sus tentaciones. El capítulo 58 de Isaías es útil para este propósito. Construya un muro para el alma con las restricciones e instrucciones dadas por la inspiración del Espíritu de Dios —Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 97, 98.
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