Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2022

CAPÍTULO 32: APASIONAMIENTO Y AMOR CIEGO - Mente, carácter y personalidad T1

  32. APASIONAMIENTO Y AMOR CIEGO En el noviazgo se necesita el sentido común. Los jóvenes confían demasiado en los impulsos. No deberían entregarse demasiado presto ni dejarse cautivar tan pronto por el exterior atrayente del objeto de su afecto. El noviazgo tal cual se realiza en esta época es una farsa e hipocresía con la cual el enemigo de las almas tiene más que ver que el Señor. Si en algo se necesita el buen sentido es en esto, pero el hecho es que éste tiene poco que ver en el asunto. - RH , 26 de enero de 1886; MJ 447, 448. Desarrollar los rasgos más nobles. Las ideas sobre el noviazgo tienen su fundamento en conceptos erróneos con respecto al matrimonio. Siguen el impulso y la pasión ciega. El noviazgo es conducido con un espíritu de flirteo. Las parejas con frecuencia violan las reglas de la modestia y la reserva y son culpables de indiscreción, si es que no quebrantan la ley de Dios. No perciben el supremo, elevado y noble propósito de Dios al instituir el matrimon

CAPÍTULO 31: PROBLEMAS DE LOS JÓVENES - Mente, carácter y personalidad T1

  31. PROBLEMAS DE LOS JÓVENES Los jóvenes son receptivos y tienen esperanzas. El Señor pide que jóvenes y señoritas entren en su servicio. Los jóvenes son receptivos, fuertes, ardientes y esperanzados. Una vez que hayan gustado la bendición del sacrificio propio, no estarán satisfechas a menos que estén aprendiendo constantemente del gran Maestro. El Señor abrirá caminos ante los que quieran responder a su llamado. - Ec 457 (1900). Los jóvenes deben elegir el destino de su vida. Cada joven determina la historia de su vida por los pensamientos y sentimientos acariciados en sus primeros años. Los hábitos correctos, virtuosos y viriles, formados en la juventud, se convertirán en parte del carácter y, por regla general, señalarán el curso del individuo por toda la vida. Los jóvenes pueden convertirse en depravados o virtuosos a elección propia. Tanto pueden llegar a distinguirse por hechos dignos y nobles como por grandes crímenes y maldad. - ST , 11 de oct. de 1910; CN 181. La

CAPÍTULO 30: EGOÍSMO Y EGOCENTRISMO - Mente, carácter y personalidad T1

  30. EGOÍSMO Y EGOCENTRISMO Por naturaleza somos egocéntricos. Por naturaleza somos egoístas y tercos. Pero si aprendemos las lecciones que Cristo desea darnos, nos haremos partícipes de su naturaleza, y de entonces en adelante viviremos su vida. El ejemplo admirable de Cristo, la incomparable ternura con que compartía los sentimientos de los demás, llorando con los que lloraban, regocijándose con los que se regocijaban, deben ejercer honda influencia en el carácter de que le siguen con sinceridad. Con palabras y actos bondadosos tratarán de allanar el camino para los pies cansados. - MC 115 (1905). El egoísmo reduce el intelecto. El interés egoísta siempre debe mantenerse subordinado; porque si se le deja lugar para actuar, llega a ser un poder dominante que reduce el intelecto, endurece el corazón, y debilita el poder moral. Luego viene la desilusión. El hombre se ha divorciado de Dios y se ha entregado a prácticas indignas. No puede ser feliz, porque no puede respetarse a

CAPÍTULO 29: DEPENDENCIA E INDEPENDENCIA - Mente, carácter y personalidad T1

  29. Dependencia e independencia (A) Dependencia de Dios, no de los hombres La dependencia de Dios es absoluta. Dios quiere que toda alma por la cual Cristo murió llegue a ser una parte de la vid, esté conectada con la cepa y reciba su alimento de ella. Dependemos de Dios en todo, y eso debiera mantenernos muy humildes; y debido a que dependemos tanto de él, debiéramos aumentar grandemente nuestro conocimiento de Dios. Dios quiere que alejemos de nosotros toda especie de egoísmo y vayamos a él no como dueños de nosotros mismos, sino como la posesión adquirida del Señor. - TM 324, 325 (1897). Dependamos de Dios, no de los hombres. Dios quiere poner a los hombres en relación directa consigo mismo. En todo su trato con los seres humanos reconoce el principio de la responsabilidad personal. Procura fomentar el sentimiento de dependencia personal, y hacer sentir la necesidad de la dirección personal. Desea asociar lo humano con lo divino, para que los hombres se transformen en