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Mostrando entradas de junio, 2022

CAPÍTULO 52: LA DEPRESIÓN - Mente, carácter y personalidad T2

52 LA DEPRESIÓN Una mente contenta y un espíritu alegre son salud para el cuerpo y fortaleza para el alma. No hay causa de enfermedad tan fructífera como la depresión, la lobreguez y el pesar.­ 1T 702 (1868). Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental.­ MC 185 (1905). Siendo el amor de Dios tan grande y tan infalible, se debe alentar a los enfermos a que confíen en Dios y tengan ánimo. La congoja acerca de sí mismos los debilita y enferma. Si los enfermos resuelven sobreponerse a la depresión y la melancolía, tendrán mejores perspectivas de sanarse; pues "el ojo de Jehová está . . . sobre los que esperan en su misericordia" (Sal 33:18, VM).­ MC 174, 175 (1905). Algunos asumen una reserva fría, glacial, una férrea dignidad que repele a todos los que caen bajo su influencia. Esta actitud es contagiosa; crea una atmósfera que agosta los buenos impulsos y las buenas resoluciones; ahoga la corriente natural de la simpatía humana, la cordialidad y el amor;

EN EL CRISOL CON CRISTO - Lección de Escuela Sabática 3T

  EL CREADOR CRUCIFICADO Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1: 3). Él, Jesús, hizo "todas las cosas", y no obstante, según las Escrituras, "Jesús lloró" (Juan n: 35). ¿El Creador lloró? Más aún, Jesús fue "despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto" (Isa. 53: 3). ¿El Creador, varón de dolores, despreciado y rechazado? Y una vez exclamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mat. 27: 46). ¿Cómo es posible? Porque Jesús, nuestro Creador, también fue nuestro Redentor, y como tal fue el Dios crucificado, el Creador que asumió la humanidad, y en esa condición humana sufrió una vida de privaciones y trabajo duro, y terminó ajusticiado en una cruz romana. Por lo tanto, nuestro Creador, en quien "vivimos, y nos movemos, y somos" (Hech. 17: 28), como ser humano sufrió de una manera que ninguno de nosotros podría habe

CAPÍTULO 51: EL TEMOR - Mente, carácter y personalidad T2

  51 EL TEMOR Millones de seres humanos están sujetos a falsas religiones, en la esclavitud del miedo abyecto, de la indiferencia estólida, trabajando duramente como bestias de carga, despojados de esperanza, gozo o aspiración aquí, y dominados tan sólo por un sombrío temor de lo futuro. Solamente el evangelio de la gracia de Dios puede elevar el alma.­ DTG 444 (1898). Muchos dejan de depositar para ellos un tesoro en el cielo al hacer el bien con los medios que Dios les ha prestado. Desconfían de Dios y tienen mil temores con respecto al futuro. Tal como los hijos de Israel, tienen un corazón malo e incrédulo. El Señor le proporcionó a esa gente muchas cosas de acuerdo con sus necesidades, pero ellos se crearon problemas para el futuro. Se quejaron, y murmuraron durante sus viajes que Moisés los había llevado hasta allí para matarlos de hambre a ellos y a sus hijos. Las necesidades imaginarias les cerraron los ojos y los corazones para que no vieran la bondad y las misericordias d

CAPÍTULO 50: EL PESAR - Mente, carácter y personalidad T2

  50 LA PREOCUPACIÓN Y LA ANSIEDAD  No es el trabajo lo que mata, sino la preocupación. La única manera de evitar la preocupación consiste en llevarle todas nuestras tribulaciones a Cristo. No contemplemos el lado oscuro de las cosas. Cultivemos la alegría de espíritu.­ Carta 208, 1903. Algunos temen siempre y toman preocupaciones prestadas. Todos los días disfrutan de las pruebas del amor de Dios, todos los días gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones presentes. Sus mentes están siempre espaciándose en algo desagradable que temen pueda venir. Puede ser que realmente existan algunas dificultades que, aunque pequeñas, ciegan sus ojos a las muchas bendiciones que demandan gratitud. Las dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, única fuente de ayuda, los alejan de él, porque les despiertan desasosiego y pesar. CC 123 (1892). Temo mucho que estemos en peligro, por preocuparnos en fabricar yugos para nuestros cuellos. No nos preo