88 INFLUENCIAS NEGATIVAS SOBRE LA MENTE
Dejemos la costumbre de buscar faltas
Deberíamos extirpar de nuestros pensamientos toda
queja y toda crítica. No sigamos mirando los defectos que podamos ver. . . Si
podemos mantenernos al lado de Dios, debemos continuar contemplando las grandes
y preciosas cosas pureza, gloria, poder, bondad, amor que Dios derrama sobre
nosotros.
Y en esta contemplación, nuestras mentes se fijarán tanto en estas cosas que
implican intereses eternos, que no tendremos deseos de encontrar los errores de
los demás. NEV 234 (1907).
La tendencia a recordar lo negativo
Debemos aprender a interpretar de la mejor manera posible la conducta dudosa de
los otros. . . Si siempre estamos sospechando el mal, corremos el peligro de
crear lo que nos induzca a sospechar. . . No podemos vivir sin que algunas
veces nuestros sentimientos sean heridos y nuestro temperamento probado. Pero
como cristianos debemos ser tan pacientes, indulgentes, humildes y mansos como
queremos que otros sean.
Oh, ¡cuántos miles de buenos actos y obras de bondad recibimos. . . se van como
rocío ante el sol, mientras los daños imaginarios o reales dejan una impresión
que casi es imposible borrar! El mejor ejemplo que podemos dar a los demás
consiste en ser rectos nosotros, y luego dejarnos a nosotros y a nuestra
reputación con Dios, y no manifestar demasiada ansiedad por corregir toda mala
impresión y presentar nuestro caso en una luz favorable. NEV 239 (1870).
La imagen que estudiamos cambia nuestras vidas
Todo lo que nos induzca a ver la debilidad de la humanidad, según el propósito
de Dios debe servir para ayudarnos a contemplarlo a él, y en ningún caso
confiar en el hombre, o hacer de la carne nuestro brazo. . . Nosotros estamos
formados a la imagen de aquellos a quienes contemplamos. Entonces, ¡cuán importante
es abrir nuestros corazones a las cosas que son verdaderas, amables y de buen
nombre! NEV 250 (1893).
En nuestro trato con el prójimo debemos considerar que ellos tienen las mismas
pasiones que nosotros, que sienten idénticas debilidades y sufren de iguales
tentaciones. Ellos, como nosotros, tienen que luchar con la vida para mantener
su integridad. . . La verdadera cortesía cristiana une y perfecciona; la
justicia y la cortesía, la misericordia y el amor forman los sentimientos,
dándole al carácter los toques más delicados y los encantos más agraciados.
NEV 238 (1870).
El Señor quiere que su pueblo siga métodos diferentes del de condenar lo malo,
aun cuando la condenación sea justa. El quiere que hagamos algo más que lanzar
contra nuestros adversarios acusaciones que no hacen sino alejarlos más de la
verdad. La obra que Cristo vino a hacer en nuestro mundo no consistía en erigir
vallas y echar constantemente en cara a la gente el hecho de que estaba
equivocada. El que quiere llevar la luz a un pueblo engañado debe acercársele y
trabajar por él con amor. Debe llegar a ser un centro de influencia santa. OE
386 (1915).
Muchas personas tienen una sensibilidad aguda y no santificada que las mantiene
constantemente alerta en busca de alguna palabra, mirada, o acción que puedan
considerar como una falta de respeto y aprecio. Todo esto debe vencerse. Cada
uno debe proseguir adelante en el temor de Dios, haciendo lo mejor que pueda
sin ser perturbado por la alabanza ni ofendido por la censura, sirviendo a Dios
fervientemente, y aprendiendo a interpretar en la forma más favorable todo lo
que en los demás parezca ofensivo. NEV 242 (1887).
Juzgar a nuestros hermanos, permitirnos abrigar sentimientos contra ellos, aun
cuando pensemos que no nos han hecho un bien, no traerá bendición a nuestros
corazones y no ayudará en ningún caso. No me atrevo a permitir que mis
sentimientos se alimenten con todas mis aflicciones, que las repitan una y otra
vez, y que se espacien en la atmósfera de la desconfianza, la enemistad y la
disensión. NEV 241 (1888).
Cuando perdéis vuestra integridad consciente, vuestra alma se convierte en un
campo de batalla para Satanás; abrigáis dudas y temores, suficientes para
paralizar vuestras energías y conduciros al desánimo. NEV 96 (1885).
El descuido por cultivar tierna consideración y paciencia unos para con otros
ha producido disensión, crítica, y desunión en general. Dios. . . nos llama. .
. para esforzarnos por responder a la oración de Cristo para que sus discípulos
estuvieron en unidad así como él está en unidad con el Padre. . . La obra
especial de Satanás es ocasionar disensión. . . para que el mundo sea privado
del testimonio más poderoso que los cristianos puedan dar: que Dios ha enviado
a su Hijo para poner en armonía las mentes turbulentas, egoístas, envidiosas,
celosas e intolerantes. NEV 239 (1870).
La envidia y los celos son enfermedades que alteran todas las facultades del
ser. Se originaron con Satanás en el paraíso. . . Aquellos que escuchan su voz,
rebajarán a otros, y los desfigurarán y falsificarán a fin de hacerse
publicidad a si mismos. Pero ninguna cosa que contamina puede entrar en el
cielo; a menos que quienes fomenten este espíritu sean cambiados, nunca podrán
entrar allí, porque criticarían a los mismos ángeles. Envidiarían la corona de
otro. No sabrían de qué hablar, a menos que pudieran traer a consideración los
errores y las imperfecciones de los demás. NEV 236 (1897).
La demostración de un temperamento no santificado, aunque sea en las reuniones
del pueblo de Dios, pone en peligro su mente y su vida. Pregúntese a Ud. mismo:
¿Vale la pena que siga como hasta ahora, en medio de luchas y contiendas?
Carta 21, 1901.
Los hombres y las mujeres han sido comprados por precio y ¡qué precio!: la
vida misma del Hijo de Dios. Qué cosa terrible es que se ubiquen en un lugar
donde sus facultades físicas, mentales y morales se corrompen, donde pierden su
vigor y su pureza. Tales hombres y mujeres no pueden ofrecer a Dios un
sacrificio aceptable.
Como consecuencia de la perversión de los apetitos y las pasiones, el hombre ha
perdido el poder de Dios y se ha convertido en un instrumento de injusticia.
Todo el ser está enfermo cuerpo alma y espíritu pero había sido provisto un
remedio para la santificación de la humanidad. La mente y el cuerpo no
santificados pueden recibir purificación. Se ha hecho una maravillosa provisión
para que podamos recibir perdón y salvación. Carta 139, 1898.
Quienquiera observe sencillez en todos sus hábitos, domine el apetito y controle
las pasiones, podrá conservar fuertes, activas y vigorosas sus facultades
mentales. Rápidas para percibir todo lo que demande pensamiento y acción,
sensibles para discriminar entre lo santo y lo profano, y listas para dedicarse
a toda empresa que redunde en gloria para Dios y en beneficio para la
humanidad. HHD 88 (1881).
Quienes caen en la trampa de Satanás no han llegado a tener una actitud mental
saludable. Están ofuscados, se dan importancia y son autosuficientes. Oh, con
qué pesar los mira el Señor y escucha sus grandilocuentes palabras llenas de
vanidad. Están inflados de orgullo. El enemigo los mira con sorpresa al ver que
puede cautivarlos con tanta facilidad. Carta 126, 1906.
Cuán vano es el auxilio del hombre cuando el poder de Satanás se ejerce sobre
un ser humano que se ha exaltado a sí mismo y no sabe que está participando de
la ciencia de Satanás. En su confianza propia entra directamente en la trampa
del enemigo, y cae en sus redes. No hizo caso de las advertencias que se le
dieron y cayó presa de Satanás. Si hubiera caminado humildemente con Dios,
habría corrido al lugar de refugio que Dios le había preparado. En tiempos de
peligro habría estado seguro, porque Dios habría levantado bandera en favor de
él frente al enemigo. Carta 126, 1906.
A fin de comprender correctamente esta cuestión, debemos recordar que nuestros
corazones son depravados por naturaleza, y que somos incapaces, por nosotros
mismos, de seguir una conducta correcta. Solamente por la gracia de Dios,
combinada con los esfuerzos más sinceros de nuestra parte, podemos obtener la
victoria. NEV 113 (1881).
Cualquier hábito o práctica que debilite los nervios, las facultades del
cerebro o la fuerza física, descalifica para el ejercicio de la gracia que
viene después de la temperancia: la paciencia. NEV 71 (1884).
Dios no quiere que nos conformemos con mentes perezosas, sin disciplina,
pensamientos embotados y memoria deficiente. CM 491 (ed. PP); 387 (ed. ACES)
(1913).
La mayor parte de esos indisciplinados avanzan por la vida a contramano del
mundo, y fracasan donde deberían haber tenido éxito. Llegan a creer que el
mundo les debe algo porque no los adula ni los mima, y se vengan alimentando
rencor y asumiendo una actitud desafiante. Las circunstancias a veces los
obligan a fingir una humildad que en realidad no sienten; pero ésta no
concuerda con su disposición natural, y sus verdaderas características aparecen
tarde o temprano. 4T 202 (1876).
Se les debe enseñar a hombres y mujeres que revisen cuidadosamente todo hábito
y costumbre, y que eliminen inmediatamente todo lo que atente contra la salud
del organismo, y pueda tender una sombra sobre la mente. RH, 12 de noviembre
de 1901; (WM 127, 128).
Aun los cristianos de larga experiencia son asaltados a menudo con las más
terribles dudas y desánimos. . . No debéis considerar que, a causa de vuestras
tentaciones, vuestro caso es desesperado. . . Confiad en Dios, esperad en él y
descansad en sus promesas. NEV 88 (1888).
Cuando el diablo viene con sus dudas e incredulidades, cerrad la puerta de
vuestro corazón. Cerrad vuestros ojos para no espaciaros en sus sombras
infernales. Alzad vuestra vista a donde podáis contemplar las cosas que son
eternas, y encontraréis fuerzas para cada hora. La prueba de vuestra fe es
mucho más preciosa que el oro. . . Os hace valientes para pelear la batalla del
Señor. . .
No podéis permitiros abrigar dudas en vuestra mente. No halaguéis al diablo
hablando de las terribles cargas que estáis llevando. Cada vez que lo hacéis
así, Satanás se ríe porque su alma puede controlaros y porque habéis perdido de
vista a Jesucristo, vuestro Redentor. NEV 88 (1894).
Ningún hombre puede dedicar, aunque sea una sola vez, las facultades que Dios
le ha dado al servicio del mundo o del orgullo sin colocarse en el terreno del
enemigo. Cada repetición del pecado debilita su poder de resistencia, enceguece
sus ojos y anubla la convicción. NEV 162 (1882).
Al trabajar en favor de las víctimas de los malos hábitos, en vez de señalarles
la desesperación y ruina hacia las cuales se precipitan, dirigid sus miradas
hacia Jesús. Haced que se fijen en las glorias de lo celestial. Esto será más
eficaz para la salvación del cuerpo y del alma que todos los terrores del
sepulcro puestos delante del que carece de fuerza y aparentemente de esperanza.
MC 41 (1905).
Debemos apartarnos de un sinnúmero de temas que llaman nuestra atención. Hay
asuntos que consumen tiempo y despiertan deseos de saber, pero que acaban en la
nada. Los más altos intereses requieren la estricta atención y energía que
suelen dedicarse tantas veces a cosas relativamente insignificantes.
De por sí, aceptar nuevas teorías no infunde nueva vida al alma. Aun el
conocimiento de hechos y teorías importantes en sí mismos resulta de escaso
valor si no lo practicamos. Necesitamos sentir la responsabilidad de dar a
nuestra alma el alimento que nutra y estimule la vida espiritual.MC 362
(1905).
Deberíamos vivir para el mundo venidero. Es muy desagradable vivir una vida al
azar y sin un blanco definido. Debemos tener un objetivo en la vida, vivir para
un propósito. Dios nos ayude a todos a ser abnegados, menos preocupados de
nosotros mismos, más olvidadizos del yo y de los intereses egoístas. Que el
Señor nos guíe para hacer el bien, no por el honor que esperamos recibir aquí,
sino porque ese es el objeto de nuestra vida; y que nos de una respuesta al fin
de nuestra existencia. Que nuestra oración diaria se eleve hacia Dios para que
nos prive de nuestro egoísmo. NEV 244 (1872).
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