AFERRARSE AL AMOR Y LA JUSTICIA
Las Escrituras enseñan sistemáticamente que «Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones» (Deut. 7: 9). Su carácter de bondad y amor fue demostrado de manera suprema por Jesús en la Cruz (ver Rom. 3: 25, 26; 5: 8). Según Salmo 100: 5: «Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones». Por lo tanto, se puede confiar en Dios; él solamente otorga buenas cosas a sus hijos (Sant. 1: 17; compara con Luc. 11: 11-13). De hecho, concede cosas buenas incluso a quienes se declaran sus enemigos.
Lee Mateo 5: 43 al 48. ¿Qué nos enseña esto acerca del asombroso amor de Dios? ¿Cómo debemos actuar con los demás a la luz de esta enseñanza de Jesús?
Mat 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Mat 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Mat 5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mat 5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
Mat 5:47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
Mat 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mateo 5 describe el amor de Dios como perfecto. El amor imperfecto es el que solo se otorga a quienes nos aman. Pero Dios ama incluso a quienes lo odian y se declaran sus enemigos. Su amor es completo y, por lo tanto, perfecto.
Aunque el amor y la misericordia de Dios superan con creces cualquier expectativa razonable, nunca anulan ni contravienen la justicia. Al contrario, Dios une y armoniza la justicia y la misericordia (Sal. 85: 10). Del mismo modo, la Biblia nos exhorta: «Guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre» (Ose. 12: 6). Como dice otra versión: «Vive de acuerdo con los principios del amor y la justicia» (Ose. 12: 6, NBV; compara con Luc. 11: 42).
Dios mismo hará realidad finalmente la justicia perfecta. Romanos 2: 5 enseña que se manifestará su justo juicio. Finalmente, los redimidos cantarán: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre?, pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado» (Apoc. 15: 3, 4; compara con Apoc. 19: 1, 2).
Isaías 25: 1 proclama: «Tú, Señor, eres mi Dios; yo te exaltaré y alabaré tu nombre porque has hecho maravillas; tus consejos siempre han sido verdaderos y firmes» (RVC). ¿Cómo podemos aprender a alabar a Dios incluso en los malos momentos? ¿De qué manera puede tu vida ser una ofrenda de alabanza a Dios que promueva la justicia en tu esfera de influencia?
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