EL DRAGÓN DE APOCALIPSIS
La perspectiva general de los gobernantes celestiales en el Conflicto Cósmico aparece sintetizada en el libro de Apocalipsis, donde el Diablo es descrito como «el gran dragón» que se opone a Dios y «engaña al mundo entero» (Apoc. 12: 9).
Lee Apocalipsis 13: 1 al 8. ¿Qué revela esto acerca de los alcances de la jurisdicción del dragón?
Apo 13:1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia(A) que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.(B)
Apo 13:2 Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león.(C) Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
Apo 13:3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia,
Apo 13:4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
Apo 13:5 También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Apo 13:6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios,(D) para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Apo 13:7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos.(E) También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Apo 13:8 Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida(F) del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
El dragón (Satanás) no solo combate contra Dios (Apoc. 12: 7-9) y sus siervos (ver, por ejemplo, Apoc. 12: 1-6), sino que también es descrito como el verdadero gobernante detrás de los reinos terrenales que persiguen al pueblo de Dios a través de los siglos.
El dragón «le dio a la bestia su propio poder y trono y gran autoridad» (Apoc. 13: 2, NTV; compara con Apoc. 13: 5; 17: 13, 14). A esta bestia del mar «se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses» (Apoc. 13: 5).
De este modo, Satanás (el dragón) concede a una bestia (un poder políticoreligioso terrenal) poder y autoridad para gobernar. Este poder es ejercido con el fin de usurpar el culto debido a Dios. La bestia blasfema contra el nombre de Dios y guerrea contra los santos de Dios, a quienes incluso vence durante cierto tiempo. Esta autoridad y jurisdicción mundiales le son dadas por el dragón, el gobernante usurpador de este mundo.
Sin embargo, hay límites claros impuestos a Satanás y a sus agencias humanas, incluidos los límites temporales. «¡Alégrense por eso, ustedes los cielos! ¡Alégrense ustedes, que los habitan! ¡Pero ay de ustedes, los que habitan la tierra y el mar! El diablo ha llegado a ustedes lleno de ira, porque sabe que le queda poco tiempo» (Apoc. 12: 12, RVC).
Satanás sabe que le queda poco tiempo (Apoc. 12: 12). Además, los acontecimientos descritos en el Apocalipsis se desarrollan a lo largo de líneas temporales proféticas que muestran límites específicos (ver Apoc. 12: 14; 13: 5) al reinado de estas fuerzas malignas.
Por cierto, Dios triunfa finalmente: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron» (Apoc. 21: 4).
Aunque nos resulta difícil percibirlo ahora, finalmente el bien triunfará para siempre sobre el mal. ¿Por qué es tan importante que nunca olvidemos esta maravillosa promesa?
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