Miércoles 26 de febrero | Lección 9
SI ME ADORAS
El afán de Satanás por usurpar el Trono de Dios también se revela en los relatos de Mateo 4 y Lucas 4 acerca de las tentaciones de Jesús. En el sorprendente encuentro entre Jesús y el Tentador, se revela mucho acerca de la naturaleza del Conflicto. Aquí vemos la realidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás, pero representada en términos crudos y gráficos.
Lee Mateo 4: 1 al 11. ¿Cómo se revela aquí la realidad del gran conflicto entre Cristo y Satanás?
Mat 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Mat 4:2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Mat 4:3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan.
Mat 4:4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Mat 4:5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
Mat 4:6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
Mat 4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Mat 4:8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
Mat 4:9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Mat 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
Mat 4:11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
El Espíritu había «llevado» a Jesús al desierto con el propósito expreso de que Jesús fuera «tentado por el diablo» (Mat. 4: 1). Y, antes de afrontar este encuentro, Jesús ayunó durante cuarenta días. Cuando el Diablo llegó, tentó a Jesús para que convirtiera las piedras en pan, tratando así de aprovechar el hambre extrema de Jesús. Pero el Señor respondió a esta tentación con las Escrituras, y la estratagema de Satanás fracasó.
Luego, en un intento de hacer que Jesús actuara presuntuosamente, el Diablo lo tentó a arrojarse desde el pináculo del Templo. Satanás tergiversó las Escrituras para sugerir que, si Jesús era realmente el Hijo de Dios, los ángeles lo protegerían. Pero, interpretando correctamente la Escritura, Jesús vuelve a contrarrestar la tentación.
La tercera tentación revela claramente lo que el Diablo está tratando de lograr. Quiere que Jesús lo adore. Satanás intenta esta vez usurpar la adoración que solo se debe a Dios. Y, para hacerlo, muestra a Jesús «todos los reinos del mundo y la gloria de ellos» y luego afirma: «Todo esto te daré, si postrado me adoras» (Mat. 4: 8, 9). De hecho, en Lucas 4: 6, un texto paralelo al de Mateo, el Diablo afirma: «A ti te daré todo el poder de estos reinos y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada y a quien quiero la doy» (Luc. 4: 6). Una vez más, Jesús contrarresta la tentación con las Escrituras, y de nuevo Satanás fracasa.
En los tres casos, Jesús utilizó las Escrituras para defenderse de los ataques del Enemigo.
Efesios 6: 12 nos recuerda que «no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes». Aunque no deberíamos vivir con temor, ¿por qué debemos recordar siempre la realidad de la lucha que se libra a nuestro alrededor?
Comentarios
Publicar un comentario