Lección 2 | Lunes 7 de abril
LA COMPRENSIÓN DEL AMOR DE DIOS
El hecho de haber heredado una naturaleza pecaminosa significa, entre otras cosas, que nuestra percepción del universo está contaminada por nuestras propensiones al egoísmo y el orgullo. Vemos el mundo desde nuestra óptica limitada y no desde la perspectiva omnisciente de Dios. Quizá ningún concepto haya sido tan distorsionado por la pecaminosidad humana como el del amor. La cultura popular tiende a promover una comprensión del amor que se centra en la realización personal y no en el bienestar de los demás. Este enfoque egocéntrico del tema hace que nos resulte difícil percibir cómo Dios entiende el amor.
Comprender la naturaleza del amor es una clave importante para entender la profecía bíblica. Uno de los temas cruciales del Gran Conflicto es la distorsión en la comprensión humana del carácter de Dios. En tal sentido, Elena G. de White concluye su libro El conflicto de los siglos con las siguientes palabras: «El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación.
De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor» (El conflicto de los siglos, p. 657).
Lee Génesis 22: 1 al 13. El amor es mencionado por primera vez en Génesis 22: 2. ¿Qué nos enseña esta historia acerca de la naturaleza del amor divino?
Gén 22:1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Gén 22:2 Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Gén 22:3 Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.
Gén 22:4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.
Gén 22:5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
Gén 22:6 Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.
Gén 22:7 Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Gén 22:8 Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.
Gén 22:9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar(A) sobre la leña.
Gén 22:10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
Gén 22:11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Gén 22:12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Gén 22:13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Además de la primera mención de un concepto en la Biblia, puede ser útil encontrar la primera referencia a ese mismo concepto en determinados libros, especialmente en los Evangelios. La primera referencia al amor en los Evangelios se encuentra en Mateo 3: 17; Marcos 1: 11; Lucas 3: 22 y Juan 3: 16 respectivamente.
La primera mención del amor en el Evangelio de Juan (Juan 3: 16) es particularmente esclarecedora, pues parece aludir a la historia de Isaac sobre el altar.
La fe de Abraham en Dios era tal que confió en que Dios podría resucitar a su hijo si llevaba a cabo el sacrificio (Heb. 11: 19). Esto ilustró el amor de Dios por la humanidad, ya que él nos amó hasta el punto de dar a su Hijo unigénito (ver Gén. 22: 2, 12, 16), tras lo cual lo resucitó de entre los muertos. El sacrificio de Cristo en la Cruz revela el tipo de amor abnegado que Dios siente por nosotros.
¿Cómo podemos manifestar a los demás el amor abnegado que Dios siente por nosotros? ¿Por qué es ese tipo de amor tan importante para nosotros?
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