Lección 2 | Viernes 11 de abril
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Lee el capítulo titulado «El Apocalipsis» en las páginas 431 a 440 del libro Los hechos de los apóstoles, de Elena G. de White.
Muchas religiones mundiales tienen que ver simplemente con ideas y mitos inverificables, pero la religión cristiana está firmemente anclada en hechos históricos. La Biblia es el registro de la interacción de Dios con la humanidad a lo largo de la historia. Por tanto, al estudiar miles de años de tales encuentros, podemos aprender mucho sobre el inmutable carácter de Dios.
A veces, sin embargo, los cristianos se sienten cansados de escuchar siempre los mismos temas. Por ejemplo, puede que pensemos que ya conocemos nuestro mensaje profético distintivo y que no hay nada nuevo que podamos aprender al respecto.
El hecho de que nuestro mensaje sea invariable y coherente no significa que sea simplista o poco desafiante. Por el contrario, cuando se estudia la información proveniente de un Dios infinito, se cae pronto en la cuenta de que sus temas son inagotables.
Según Elena G. de White, uno de los propósitos con que fue escrito el Apocalipsis fue afirmar a la iglesia cristiana en su mensaje histórico relevante para todos los tiempos. «Algunos de los obreros más jóvenes [entre los cristianos del primer siglo] [...] se habían cansado de las verdades tan a menudo repetidas. En su deseo de algo novedoso y sorprendente, intentaron introducir nuevas fases de doctrina» (Los hechos de los apóstoles, p. 432). En ese sentido, Apocalipsis no es solo un libro acerca del futuro, sino también acerca del pasado, ya que está destinado a mantenernos firmes en nuestra fe histórica para que no cedamos al prurito de la búsqueda de originalidad.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Las Escrituras nunca dejan de aportar nueva información y nuevos conocimientos. ¿Cómo podemos mantener el equilibrio entre el deseo de crecer constantemente en nuestra comprensión de la Revelación y la importancia de permanecer anclados en las verdades que ya nos han sido reveladas?
2. ¿Cómo debe responder la iglesia a las nuevas interpretaciones de la profecía? Aunque sabemos que siempre hay más que aprender, ¿cómo podemos discernir si la nueva luz es esencial, solo una moda pasajera o incluso un error?
3. Durante la Segunda Guerra Mundial, un marinero que agonizaba en el Pacífico dijo al médico que lo atendía: «Soy huérfano, ¿quién se acordará de mí cuando muera?» El médico respondió: «Yo siempre me acordaré de ti». Por bien intencionadas que fueran las palabras de aquel médico, él también habría de morir tarde o temprano, al igual que el recuerdo del marinero huérfano. ¿Cómo nos ayuda este relato a percibir la futilidad e insignificancia de la vida humana si la muerte tiene la última palabra?
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