Lección 10: SOBRE QUIENES HA LLEGADO EL FIN | Alusiones, imágenes y símbolos: Cómo interpretar la profecía bíblica | Sección maestros
SOBRE QUIENES HA LLEGADO EL FIN
RESEÑA
Texto clave: i Corintios 10:11,12.
Enfoque del estudio: Génesis
1; Apocalipsis 21-22; Mateo 24:27; Daniel 1:18; Daniel 12:13.
La bendita esperanza de la
humanidad que se concretará en los últimos días de la historia humana no solo
se anuncia en las profecías referidas explícitamente al fin, sino que también
Dios dejó indicios escatológicos en otras porciones de las Escrituras. Esto
destaca un principio importante: que la historia humana contenida en las
Sagradas Páginas no es simplemente información edificante acerca de lo ocurrido
en el pasado lejano y útil para que "el hombre de Dios sea perfecto,
cabalmente instruido para toda buena obra" (2 Tim. 3:17). Puesto
que la intención de Dios para la humanidad era esencialmente la eternidad,
podemos esperar que el mensaje de la eternidad futura también esté contenido en
los relatos bíblicos.
El inspirado autor del libro
del Eclesiastés estaba imbuido de esta percepción cuando dijo que Dios
"hizo todo hermoso a su tiempo; también puso el anhelo de eternidad en el
corazón del hombre, aunque él no alcanza a entender la obra de Dios desde el
principio hasta el fin" (Ecl. 3:11).
En esta lección
discerniremos el mensaje acerca del fin dentro de algunos acontecimientos
reales e históricos narrados en las Escrituras del Antiguo Testamento. En tal
sentido, la Creación, el Diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra e incluso
la historia de Daniel en la corte de Nabucodonosor dan testimonio acerca del
fin.
El
acontecimiento de la Creación
Paradójicamente, la crónica
bíblica de la Creación es quizá el mensaje más escatológico de las Escrituras.
Puesto que la historia tiene un comienzo, no es eterna y tiene también un
final. Dios preside ambos momentos. Dado que el inicio de la historia ha sido
obra de Dios, el final también está en sus manos.
Como parte de su significado
escatológico, el relato de la Creación está vinculado implícitamente con
nuestro anhelo de eternidad. Tanto el relato de la Creación como nuestra
esperanza de participar de la Eternidad tienen su fundamento en la fe. Las
Escrituras dan testimonio de esta idea mediante la estructura canónica de la
propia Biblia, que comienza con la creación de los Cielos y la Tierra por parte
de Dios y termina con la creación de los Cielos y la Tierra nuevos (Gén. 1 y
Apoc. 21-22; comparar con Isa. 65:17; Apoc. 21:1).
Vemos esta idea también
claramente expuesta en la única definición bíblica de la fe, que asocia los dos
acontecimientos, la Creación y nuestra esperanza acerca de la Eternidad:
"La fe es la certeza de lo que esperamos, la convicción de lo que no vemos"
(Heb. 11:1). Nótese que este poema acerca de la fe comienza con la fe en la
Creación (Heb. 11:3) y termina con la esperanza en la "promesa" (Heb.
11:39, 40).
También debemos destacar la
importancia del sábado como broche de oro de la Creación. Al ocupar esa
posición, el sábado señala el final de la historia humana.
Además, el sábado contiene
tanto nuestra rememoración de la Creación como nuestra esperanza en la
consumación futura del Reino de Dios.
El Diluvio. El
mismo Jesús reconoce el paralelismo entre el Diluvio y la Segunda Venida:
"Como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre"
(Mat. 24:37). A continuación, Jesús expone las similitudes entre los dos
acontecimientos: la naturaleza repentina y cataclísmica de los sucesos, los
intereses humanos exclusivamente ligados al presente y a lo material en
vísperas de la destrucción de la Tierra (por ej., comer, beber, casarse), la
idea de un remanente, la certeza del acontecimiento. La descripción del Diluvio
en el libro del Génesis apunta también a lo que sucederá al final de la
historia humana. Dios no permanece indiferente ante el mal existente en el
mundo, sino que es sensible a dicha realidad. El juicio de Dios responde a la "maldad
de los hombres" que "era mucha" (Gén. 6:5). El acontecimiento
destructivo del Diluvio es la acción asumida por Dios: "Yo traigo un
diluvio" (Gén. 6:17). Al mismo tiempo, el Diluvio es también un
acontecimiento creativo-redentor en virtud del cual Dios recuerda a sus
criaturas y expresa su interés por ellas (Gén. 8:1).
Tras el relato acerca del
fin de la vida y la civilización antediluvianas, Dios reafirma la continuidad
de la existencia, ya que provee alimento a la humanidad y subraya el carácter
sagrado de la vida (Gén. 9:4-7), apuntando así a su futuro don de la vida
eterna.
Por último, debemos
considerar el arco iris, una señal estética y poética del perdón y el amor de
Dios. Notemos que el arco iris nos invita a recordar el sábado, no solo porque
aparece en el lugar correspondiente de la estructura paralela al relato de la
Creación, sino también porque contiene mensajes similares de descanso y
esperanza. Resulta especialmente llamativo que el arco iris aparezca rodeando
el Trono de Dios, como señal de su futuro reinado, indiscutible e
ininterrumpido, sobre toda la Tierra (Apoc. 4:3; 10:1).
Sodoma y Gomorra. Después
de que Dios anunciara a Abraham la promesa de un hijo que haría posible la
llegada del "Descendiente" mesiánico para bendición de todas las
naciones (Gén. 12:3; 22:18; comparar con Gén. 3:15), la narración bíblica de la
Redención se interrumpe con una discusión divino-humana acerca de la
inquietante presencia del mal y la maldad. Al igual que con Noé, Dios comparte
su preocupación con Abraham junto con su plan de intervención. El acercamiento
de Dios a sus siervos-profetas humanos en tiempos de Noé y de Abraham puede ser
paralelo a una aproximación similar al tiempo del fin, cuando Dios también
comparte con sus siervos humanos su plan de regresar para salvar y juzgar a la
humanidad.
La respuesta de Abraham a la
intención de Dios pone de manifiesto la responsabilidad que siente por su
generación, por lo que merece nuestra atención.
Como tal, su respuesta
debería inspirar y alimentar en nosotros una disposición similar en favor de
los demás. Nótese que Abraham no huye a un lugar lejano cuando conoce la
intención de Dios de juzgar a Sodoma. Abraham está bien informado de la
situación en Sodoma y Gomorra, donde residen algunos de sus parientes. La clara
percepción que Abraham tenía de la situación de sus familiares no motivó un
juicio de parte de él contra ellos, sino que su amor por ellos lo movió a
interceder en su favor ante Dios y refleja la propia misericordia divina al
presentar respetuosamente su objeción ante el veredicto del Señor, suplicando
al Juez de toda carne su perdón. Nótese la tenacidad y la perseverancia de
Abraham en su oración: "Abraham quedó aún ante el Señor" (Gén.
18:22). Pero observa también la sensibilidad de Abraham ante la gravedad del
mal y la necesidad de justicia y gracia: "¿Destruirás también al justo con
el impío?" (Gén. 18:23).
También hay que extraer una
lección de las acciones de Dios, quien no solo desciende y comparte su decisión
con su siervo humano, sino que también parece alentar su osadía. Podría incluso
decirse que a Dios le agrada responder a los argumentos de Abraham, pues la
respuesta final de Dios es la gracia: "No la destruiré -respondió-, por
amor a los diez" (Gén. 18:32).
En la Biblia el número
"diez" simboliza la idea de lo mínimo necesario para hacer algo.
Obsérvese también la soberanía de Dios. "Cuando el Señor acabó de hablar
con Abraham, se fue" (Gén. 18:33). Es decir, la decisión sigue perteneciendo
a Dios. Independientemente del celo humano, este no puede en última instancia
contrariar la voluntad de Dios. Con humildad, Abraham responde al veredicto
divino: "Y Abraham se volvió a su lugar" (Gén. 18:33).
Daniel. Una
ilustración particular de la presencia del futuro en la existencia presente de
Daniel es la frase "al final de los días" (Dan. 1:18), que se hace
eco de la expresión qetsyamin, "al fin del tiempo
fijado", que marca la conclusión de la historia humana, cuando Daniel y
los redimidos de todas las épocas recibirán su "herencia" (Dan.
12:13). También es sorprendente y significativo que el lenguaje que describe la
"prueba" de diez días de Daniel se haga eco de la profecía del día
escatológico de la expiación en Daniel 8:14. Esta profecía es paralela a la del
Día del Juicio Final de Daniel 7:9 al 12, como indica el gran número de
palabras y formas gramaticales compartidas por Daniel 1 y Levítico 16, el texto
fundacional acerca del Día de la Expiación (ver Dan. 1:13; comparar con Lev.
16:2). Este eco particular es ciertamente significativo, pues implica la promesa
de la revelación divina.
Nótese también la repetición
enfática de la palabra mar'eh, "rostro" (tres veces
en Dan. 1:13,15), que en el libro de Daniel también se refiere específicamente
a la visión escatológica de las 2.300 tardes y mañanas (Dan. 8:13, 26). Esta
perspectiva escatológica transmite, pues, por asociación, un mensaje de
esperanza. Aplicados al caso de Daniel y sus tres amigos, estos ecos transmiten
la idea de que Dios se revelará a través de esta "prueba" y que ellos
serán vindicados en el Día de la Expiación.
Para Daniel, el mensaje del
tiempo del fin formaba parte de su vida cotidiana: la composición de su dieta
personal apuntaba al ideal divino de la Creación (ver Dan. 1:12; comparar con
Gén. 1:29). La forma en que Daniel se relacionaba con otras personas, incluido
el jefe de los eunucos, a quien podría haber considerado un enemigo (Dan. 1:9),
estaba determinada por su convicción de que todas las personas habían sido
creadas a imagen de Dios (Gén. 1:26; 9:6).
APLICACION A LA VIDA
1. Cuando
te despiertas cada mañana, comienza tus oraciones con un momento de acción de
gracias por el milagro de la vida. Pídele al Dios de la Creación que transforme
tu vida. Permítele que cambie tu corazón y le dé una nueva dirección a tu
existencia. Busca en la Biblia nuevas ideas que te desafíen y te inspiren a
cambiar. Guarda el sábado de tal manera que se convierta en un anticipo del
Reino de Dios.
2. Haz
una lista de aspectos del mundo creado y de tu vida personal que inspiren tu
esperanza en el Reino de Dios. Si tienes dotes artísticas, dibuja y pinta un
arco iris. Si tu don es la poesía, escribe un poema acerca de la belleza y las
maravillas del arco iris. Si amas el canto, entona una canción acerca del arco
iris.
3. Ora
a Dios por alguien con quien no simpatizas a fin de que llegue a ser tu amigo.
4. Eleva
una plegaria a Dios pidiéndole su intervención para quedar libre de algún
obstáculo importante en tu vida. Repite insistentemente esta oración hasta que
finalmente veas el resultado real y sepas que Dios ha escuchado tu oración.
5. ¿Por
qué el uso que hace Daniel del lenguaje escatológico para describir su
situación presente nos da esperanza y seguridad de que nuestra vida tiene
sentido y está abierta a la Eternidad? ¿Cómo nos orienta este lenguaje en
nuestra forma de vivir, alimentarnos, pensar, disfrutar de la vida y
relacionarnos con los demás, incluidos nuestros enemigos?
Comentarios
Publicar un comentario