Lección 13 | Jueves 26 de junio
CIRO, EL UNGIDO
Cuando Ciro conquistó la ciudad de Babilonia y concluyó el cautiverio del
pueblo de Dios, los persas les permitieron volver a la Tierra Prometida y
reconstruir el Templo. Bajo Ciro, el Imperio Persa se convirtió en el más grande
de la historia, formando lo que el historiador Tom Holland llama «el mayor
conglomerado de territorios que el mundo hubiera conocido» (Tom Holland,
Dominion: The Making of the Western Mind [Nueva York: Basic Books, 2019], p.
25, kindle edition). Como era costumbre entre los persas, Ciro fue llamado «el
gran rey», o «rey de reyes».
Ciro prefigura lo que sucederá cuando Cristo regrese para buscar a su
pueblo. Él es el Rey que viene del este (comparar con Mat. 24: 27), para
guerrear contra Babilonia y liberar a su pueblo a fin de que este quede
finalmente libre de ella y vuelva a la Tierra Prometida (ver Apoc. 19: 11-16).
Por eso Dios se refiere a Ciro como «su ungido» (Isa. 45: 1). Este famoso persa
no solo liberó al pueblo de Dios, sino también su campaña contra Babilonia es
un tipo o prefiguración de la segunda venida de Cristo.
Lee 2 Crónicas 36: 22 y 23. ¿En qué se parecen la historia de Ciro y la de
Nabucodonosor? ¿En qué difieren? ¿Cuál es la importancia del decreto? ¿Cómo
influyó en la primera venida de Jesús siglos más tarde?
2Cr 36:22 Mas al primer año de Ciro
rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de
Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo
pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo:
2Cr 36:23 Así dice Ciro, rey de los
persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la
tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén,(K) que
está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios
con él, y suba.
Malaquías es hoy el último libro del Antiguo Testamento, pero, de
acuerdo con el orden original del canon hebreo, este terminaba originalmente
con la declaración de Ciro en 2 Crónicas 36: 22 y 23, después de la cual
comienza el Nuevo Testamento con el relato de Mateo acerca del nacimiento de
Cristo, el Ciro antitípico. Ciro decretó la reconstrucción del Templo terrenal,
pero Jesús inauguraría su ministerio en el Santuario celestial, que conduciría
a su regreso y a nuestra liberación.
Ciro no era una representación perfecta de Cristo. Ningún tipo o
prefiguración se alinea perfectamente con el antitipo, con la realidad
representada, razón por la cual no debemos leer demasiado en cada pequeño
detalle. Sin embargo, Ciro funciona en líneas generales como un tipo del
Salvador.
Cuán fascinante es que Dios utilizara a un rey pagano de una manera tan
marcada para hacer su voluntad. A pesar de las apariencias, ¿cómo podemos aprender
a confiar en que Dios ciertamente dirigirá los acontecimientos finales según
han sido profetizados?
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