Lección 13 | Domingo 22 de junio
EL PROFETA RENUENTE
Aunque breve, la historia de Jonás (ver Jon. 1-4) tiene un impacto
significativo. Muchos creyentes se han visto reflejados en este profeta
renuente. Su historia también contiene notables alusiones a acontecimientos
futuros.
Lee Mateo 12: 38 al 42. ¿A qué partes de la historia
de Jonás se refiere Jesús cuando se dirige a los escribas y los fariseos? ¿Qué
lecciones acerca del Juicio hay en su declaración?
Mat 12:38 Entonces respondieron
algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de
ti señal.
Mat 12:39 El respondió y les dijo: La
generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será
dada, sino la señal del profeta Jonás.
Mat 12:40 Porque como estuvo Jonás
en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el
Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
Mat 12:41 Los hombres de Nínive se
levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se
arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.
Mat 12:42 La reina del Sur se
levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de
los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he
aquí más que Salomón en este lugar.
Jesús declaró que era mayor que Jonás. Sabía que el hecho de venir a
este mundo significaría la Cruz, y aun así vino a «buscar y a salvar lo que se
había perdido» (Luc. 19: 10). Jonás pasó tres días en el gran pez a causa de
sus propios pecados, pero Jesús pasó tres días en la tumba a causa de los
nuestros. Eso era lo que hacía falta para salvar a los perdidos.
Jonás no quería ir a Nínive, lo cual es muy comprensible desde una
perspectiva humana, ya que los asirios eran conocidos por su brutalidad. Los
murales asirios están repletos de escenas de una crueldad inusitada. Los
pueblos conquistados por ellos eran masacrados de maneras sádicas. ¿Quién
querría ir a predicarles acerca del arrepentimiento?
Hay un momento importante en la historia de Jonás que puede señalar
hacia el movimiento remanente de los últimos días. Cuando preguntan a Jonás
quién es, él responde: «Soy hebreo, y venero al Señor, Dios de los cielos, que
hizo la tierra y el mar», una declaración muy semejante al mensaje del primer
ángel (Jon. 1: 9; Apoc. 14: 7). Su énfasis en el Señor como aquel «que hizo la
tierra y el mar» señala a Dios como el Creador. Este hecho es fundamental para
entender por qué debemos adorarlo, y la adoración es un tema central en los
eventos de los últimos días.
Al mismo tiempo, también se nos ha encomendado predicar un mensaje potencialmente
impopular en la Babilonia espiritual. Decir «¡Salgan de ella, pueblo mío!»
(Apoc. 18: 4) equivale a llamar al mundo al arrepentimiento, algo que la
mayoría no recibe con agrado, por muy amable que sea el mensajero.
¿Quién de nosotros no ha recibido respuestas negativas o incluso
hostiles como resultado de su testificación? Ello es simplemente parte de la
tarea.
¿Cuánto hay de Jonás en ti? ¿Cómo puedes superar esa
actitud equivocada?
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