Lección 4 | Martes 22 de julio
LAS TRES PRIMERAS PLAGAS
Las diez plagas de Egipto no iban dirigidas contra el pueblo egipcio,
sino contra sus dioses. Cada plaga golpeaba al menos a uno de ellos.
Lee Éxodo 7:14 a 8:19. ¿Qué ocurrió al desencadenarse estas
plagas?
Éxo
7:14 Yahvé dijo a Moisés: "El
corazón del faraón se ha obstinado; se niega a dejar salir al pueblo.
Éxo
7:15 Preséntate al faraón por la mañana,
cuando vaya hacia el Río. Espéralo a la orilla del Río, llevando en tu mano el
cayado que se convirtió en serpiente.
Éxo
7:16 Y le dirás: Yahvé, el Dios de los
hebreos, me ha enviado a ti para decirte: "Deja partir a mi pueblo, para
que me den culto en el desierto"; pero hasta ahora no has hecho caso.
Éxo
7:17 Así dice Yahvé: En esto conocerás
que yo soy Yahvé: Con el cayado que tengo en la mano, golpearé las aguas del
Río y se convertirán en sangre.
Éxo
7:18 Los peces del Río morirán, el Río
quedará apestado y los egipcios no podrán beber agua del Río."
Éxo
7:19 Yahvé dijo a Moisés: "Di a
Aarón: Toma tu cayado y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus
canales, sus ríos, sus lagunas y sobre todas las cisternas, y se convertirán en
sangre; y habrá sangre en todo el país de Egipto, en los recipientes de madera
y en los de piedra."
Éxo
7:20 Moisés y Aarón hicieron lo que
Yahvé les había mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Río en
presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Río se
convirtieron en sangre.
Éxo
7:21 Los peces del Río murieron, el Río
quedó apestado y los egipcios no podían beber el agua del Río; hubo sangre en
todo el país de Egipto.
Éxo
7:22 Pero los magos de Egipto hicieron
lo mismo con sus encantamientos, y el corazón del faraón se obstinó y no les
hizo caso, tal como había dicho Yahvé.
Éxo
7:23 El faraón se volvió y entró en su
casa sin prestar atención a lo sucedido.
Éxo
7:24 Todos los egipcios tuvieron que
cavar en los alrededores del Río en busca de agua potable, porque no podían
beber las aguas del Río.
Éxo
7:25 Pasaron siete días desde que Yahvé
golpeó el Río.
Éxo
7:26 Yahvé dijo a Moisés:
"Preséntate al faraón y dile: Así dice Yahvé: "Deja salir a mi pueblo
para que me dé culto."
Éxo
7:27 Si te niegas a dejarlo salir,
infestaré de ranas todo tu país.
Éxo
7:28 El Río bullirá de ranas; saltarán y
entrarán en tu casa, en tu dormitorio y en tu lecho, en las casas de tus
servidores y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.
Éxo
7:29 Las ranas saltarán sobre ti, sobre
tu pueblo, y sobre tus siervos."
Éxo
8:1
Yahvé dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu cayado
sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz saltar las ranas
por todo el país de Egipto."
Éxo
8:2 Aarón extendió su mano sobre las
aguas de Egipto; saltaron las ranas y cubrieron el país de Egipto.
Éxo
8:3 Pero los magos hicieron lo mismo con
sus encantamientos; hicieron saltar las ranas sobre el país de Egipto.
Éxo
8:4 El faraón llamó a Moisés y a Aarón y
les dijo: "Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo
dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé."
Éxo
8:5 Moisés respondió al faraón:
"Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu
pueblo, para que aparte de ti y de tus casas las ranas, y se queden sólo en el
Río."
Éxo
8:6 "Mañana", contestó él.
Moisés replicó: "Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay
como Yahvé, nuestro Dios.
Éxo
8:7 Las ranas se apartarán de ti, de tus
casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río."
Éxo
8:8 Moisés y Aarón salieron de casa del
faraón y Moisés invocó a Yahvé para que apartara las ranas que afligían al
faraón,
Éxo
8:9 Yahvé hizo lo que Moisés le había
pedido y murieron las ranas de las casas, de los patios y de los campos.
Éxo
8:10 Las juntaron en montones y el país
apestaba.
Éxo
8:11 Pero como viera el faraón que le
daban un respiro, se obstinó y no les hizo caso, tal como había predicho Yahvé.
Éxo
8:12 Yahvé dijo a Moisés: "Di a
Aarón: Extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra, que se convertirá en
mosquitos por todo el país de Egipto."
Éxo
8:13 Así lo hicieron: Aarón extendió su
mano con el cayado y golpeó el polvo de la tierra; y aparecieron mosquitos
sobre los hombres y sobre los ganados. Todo el polvo de la tierra se convirtió
en mosquitos sobre todo el país de Egipto.
Éxo
8:14 Los magos intentaron con sus
encantamientos hacer salir mosquitos, pero no pudieron. Aparecieron, pues, los
mosquitos sobre hombres y ganados.
Éxo
8:15 Los magos dijeron al faraón:
"¡Es el dedo de Dios!" Pero el faraón continuó obstinado y no les
hizo caso, como había dicho Yahvé.
Éxo
8:16 Yahvé dijo a Moisés:
"Levántate pronto mañana, preséntate al faraón cuando vaya hacia el río y
dile: Así dice Yahvé: "Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto."
Éxo
8:17 Si no dejas salir a mi pueblo,
enviaré tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas. Las casas
de los egipcios y las tierras donde habitan se llenarán de tábanos.
Éxo
8:18 Pero exceptuaré ese día la región
de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que
sepas que yo soy Yahvé en medio del país;
Éxo
8:19 haré distinción entre mi pueblo y
el tuyo. Este signo sucederá mañana."
Dios indicó a Moisés que el diálogo con el faraón sería difícil y casi
imposible (Éxo. 7:14). Sin embargo, el Señor quería revelarse al faraón y a los
egipcios. Por lo tanto, decidió comunicarse con ellos de una manera que
pudieran entender. Además, los hebreos se beneficiarían de esta confrontación
porque aprenderían más acerca de su Dios.
La primera plaga iba dirigida contra Hapi, el dios del Nilo (Éxo.
7:17-25). La vida en Egipto dependía totalmente del agua de ese río. Donde
había agua, había vida. El agua era la fuente de la vida, así que inventaron un
dios, Hapi, y lo adoraron como proveedor de vida.
Por supuesto, solo el Dios vivo es la Fuente de la vida, el Creador de
todo, incluidos el agua y los alimentos (Gén. 1:1, 2, 20-22; Sal. 104:27, 28;
136:25; Juan 11:25; 14:6). Transformar el agua en sangre simboliza transformar
la vida en muerte. Hapi no era capaz de proporcionar y proteger la vida. Esto
solamente es posible mediante el poder del Señor.
Dios dio entonces otra oportunidad al faraón. El Señor se enfrentó esta
vez directamente a Heket, la diosa de las ranas (Éxo. 8:1-15). En lugar de
vida, el Nilo produjo ranas, que los egipcios temían y detestaban. Quisieron
deshacerse de ellas. El momento preciso en que esta plaga fue eliminada
demostró que el poder de Dios también estaba detrás de ella.
La tercera plaga es la más brevemente descrita (Éxo. 8:16-19). No es
posible saber con certeza qué tipo de insectos (heb. kinnim)
intervinieron. Pudieron ser mosquitos, garrapatas o piojos. La plaga estaba
dirigida contra Geb, el dios egipcio de la tierra. Del polvo de ella (ecos de
la historia bíblica de la Creación), Dios hizo salir los insectos que se
extendieron por doquier. Incapaces de duplicar este milagro (solo Dios puede
crear vida), los magos declararon: “Dedo de Dios es este” (Éxo. 8:19). Sin
embargo, el faraón se negó a ceder.
Piensa en cuán duro era el corazón del faraón. El rechazo repetido de las
indicaciones de Dios no hizo más que empeorar su condición. ¿Qué lecciones hay
aquí para cada uno de nosotros acerca del rechazo constante de las
exhortaciones del Señor?
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