Miércoles 23 de julio | Lección 4
MOSCAS, GANADO Y ÚLCERAS
Lee Éxodo 8:20 a 9:12. ¿Qué enseña este relato acerca de la
libertad humana de rechazar a Dios aun teniendo delante las mayores
manifestaciones de su poder y su gloria?
Éxo 8:20 Así lo hizo Yahvé.
Un enjambre enorme de tábanos vino sobre la casa del faraón y las casas de sus
siervos y sobre el país de Egipto; los tábanos devastaron todo el país.
Éxo 8:21 Entonces llamó el
faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: "Id y ofreced sacrificios a vuestro
Dios en este país."
Éxo 8:22 Moisés respondió:
"No conviene que se haga así, porque el sacrificio que ofrecemos a Yahvé,
nuestro Dios, es abominación para los egipcios. Si los egipcios nos vieran
ofrecer un sacrificio que para ellos es abominable, ¿no nos lapidarían?
Éxo 8:23 Iremos tres días de
camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvé, nuestro Dios,
como nos ha ordenado."
Éxo 8:24 Contestó el faraón:
"Yo os dejaré partir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a
Yahvé, vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí."
Éxo 8:25 Moisés respondió:
"En cuanto yo salga de aquí, rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se
alejarán del faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que el faraón deje de
una vez de engañarnos, impidiendo al pueblo salir a ofrecer sacrificios a
Yahvé."
Éxo 8:26 Salió, pues, Moisés
de la presencia del faraón, y rogó a Yahvé.
Éxo 8:27 Yahvé hizo lo que
Moisés pedía, y alejó los tábanos del faraón, de sus siervos y de su pueblo; no
quedó ni uno.
Éxo 8:28 Pero también esta
vez se obcecó el faraón y no dejó salir al pueblo.
Éxo 9:1 Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al
faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: "Deja salir a mi
pueblo para que me dé culto."
Éxo 9:2 Si te niegas a
dejarlo salir y lo sigues reteniendo,
Éxo 9:3 la mano de Yahvé
caerá sobre tus ganados del campo, los caballos, los asnos, los camellos, las
vacas y las ovejas; será una peste espantosa.
Éxo 9:4 Pero Yahvé
distinguirá entre el ganado de Israel y el ganado de Egipto; no perecerá nada
de cuanto pertenece a Israel."
Éxo 9:5 Yahvé fijó un plazo
en los siguientes términos: "Mañana hará esto Yahvé en el país."
Éxo 9:6 Al día siguiente
cumplió Yahvé su palabra y murió todo el ganado de Egipto; mas del ganado de
los israelitas no murió ni una res.
Éxo 9:7 El faraón mandó
averiguar y, efectivamente, del ganado de Israel no había muerto ni una res.
Sin embargo, el faraón se obstinó y no dejó salir al pueblo.
Éxo 9:8 Yahvé dijo a Moisés
y a Aarón: "Tomad dos puñados llenos de hollín de horno. Moisés lo echará
al aire, en presencia del faraón;
Éxo 9:9 y se convertirá en
polvo fino sobre todo el país de Egipto, y originará, en hombres y ganados,
úlceras que segregan pus por todo el país de Egipto."
Éxo 9:10 Tomaron, pues,
hollín de horno y presentándose ante el faraón, Moisés lo echó al aire,
produciendo en hombres y animales
úlceras con secreción de pus.
Éxo 9:11 Ni siquiera los
magos pudieron permanecer ante Moisés a causa de las úlceras; pues las úlceras
afectaron a los magos como a todos los demás egipcios.
Éxo 9:12 Pero Yahvé hizo que
el faraón se obstinase y no les hiciera caso, tal como Yahvé había dicho a
Moisés.
Wadjet era el dios egipcio de las moscas y los pantanos. A su vez, el
dios Jepri (la deidad del sol naciente, la creación y el renacimiento) era
representado con la cabeza de una mosca. Estos “dioses” fueron derrotados por
el Señor. Mientras los egipcios sufrían, los hebreos estaban protegidos (Éxo.
8:20-24). De hecho, ninguna otra plaga los afectó.
De nuevo, todo esto fue un intento de Dios de hacer saber al faraón que:
“Yo soy el Señor en medio de la tierra” (Éxo. 8:22).
El faraón empezó a negociar. Sin duda, la presión iba en aumento. Estaba dispuesto
a que Israel adorara a su Dios y le ofreciera sacrificios, pero solo en la
tierra de Egipto (Éxo. 8:25). Sus condiciones no podían ser cumplidas pues ciertos
animales eran considerados sagrados allí. Sacrificarlos habría provocado la
violencia de los egipcios contra los hebreos. Además, la propuesta de faraón no
era el plan de Dios para Israel.
Mientras tanto, la siguiente plaga (Éxo. 9:1-7) cae sobre el ganado.
Hathor, la diosa egipcia del amor y la protección, era representada con cabeza
de vaca. El dios toro Apis también era muy popular y apreciado en el antiguo
Egipto. Por lo tanto, esas otras deidades principales fueron derrotadas al
morir el ganado de los egipcios durante la quinta plaga.
En la sexta plaga (Éxo. 9:8-12) se pone de manifiesto la derrota total de
Isis, la diosa de la medicina, la magia y la sabiduría. También vemos la
derrota de deidades como Sejmet (diosa de la guerra y las epidemias) e Imhotep
(dios de la medicina y la curación), incapaces de proteger a sus propios
adoradores.
Irónicamente, ahora incluso los magos y los hechiceros están tan
afligidos que no pueden comparecer ante el tribunal, lo que demuestra que están
indefensos ante el Creador del Cielo y de la Tierra.
Por primera vez en el relato de las diez plagas, un texto dice que “el
Señor endureció el corazón de Faraón” (Éxo. 9:12). Por confusa que pueda
resultar esta frase, ella revela a la luz del contexto que el Señor permite que
los seres humanos cosechen las consecuencias de su continuo rechazo hacia él.
El problema del faraón no era de índole intelectual, ya que contaba con suficiente
evidencia para tomar la decisión correcta. Era, en cambio, un problema espiritual.
¿Qué debería decirnos esto acerca de por qué debemos guardar nuestro corazón,
es decir, velar por nuestra condición interior?
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