Miércoles 3 de septiembre | Lección 10
EN MEDIO DE SU PUEBLO
Dios instruía a su pueblo por diversos medios, y uno de ellos era el
Santuario. Todos sus servicios apuntaban a Jesús; eran lecciones objetivas del
plan de salvación que se llevaría a cabo por medio de Jesús muchos siglos
después.
Lee Éxodo 25:1 al 9. ¿Qué verdades cruciales, prácticas y
teológicas se desprenden de estos versículos?
Éxo 25:1 Yahvé habló así a Moisés:
Éxo 25:2 Di a los israelitas
que me reserven ofrendas. Me reservaréis la ofrenda de todo el que la ofrezca
de corazón.
Éxo 25:3 Éstas son las
ofrendas que reservaréis: oro, plata y bronce;
Éxo 25:4 púrpura violeta y
escarlata, carmesí, lino fino y pelo de cabra;
Éxo 25:5 pieles de carnero
teñidas de rojo, cueros finos y maderas de acacia;
Éxo 25:6 aceite para el
alumbrado, aromas para el óleo de la unción y para el incienso aromático;
Éxo 25:7 piedras de ónice y
piedras de engaste para el efod y el pectoral.
Éxo 25:8 Hazme un Santuario
para que yo habite en medio de ellos.
Éxo 25:9 Lo harás conforme
al modelo de la Morada y del mobiliario que voy a mostrarte.
Aunque Dios estaba guiando a los israelitas y ya estaba cerca de ellos,
ordenó a Moisés que construyera un santuario: “Y me harán un santuario, para
que yo habite entre ellos” (Éxo. 25:8). Dios quería mostrarles de forma
tangible que él estaba realmente con ellos. Aunque se habían equivocado muchas
veces, él no los había abandonado, y “después de que les fue devuelto el favor
del Cielo” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 356) recibieron la orden
divina y comenzó el proceso de construcción del Santuario.
La Biblia asegura que Dios no vive en templos y edificios construidos por
el hombre (Hech. 7:47-50) porque él es más grande que los cielos y el cielo no puede
contenerlo. Pablo afirmó lo siguiente en el Areópago de Atenas: “El Dios que
hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no
habita en templos hechos por manos humanas” (Hech. 17:24). Asimismo, el rey
Salomón dijo: “¿Habitará ciertamente Dios en la tierra? Si los cielos, los cielos
de los cielos, no te pueden contener, ¡cuánto menos esta casa que yo edifiqué!”
(1 Rey. 8:27). El Santuario debía ser el lugar donde Dios manifestaría su
presencia a su pueblo.
Los israelitas debían traer una ofrenda voluntaria para la construcción
del santuario. Debían dar regalos preciosos y costosos, como oro, plata,
bronce, madera de acacia, diversos tipos de telas finas, aceite de oliva y
especias.
Éxodo 25:10 a 27:21 registra muchos detalles acerca del Tabernáculo y sus
servicios. Dios proporcionó a Moisés un plano con instrucciones específicas para
construir y amueblar el Tabernáculo, incluyendo el Arca del Pacto, la mesa de
los panes de la proposición, el candelabro, los altares, las cortinas, los
colores y las medidas.
Moisés tuvo que construir el Tabernáculo según el modelo que Dios le mostró
(Éxo. 25:9, 40; 26:30), que era un reflejo del Santuario celestial (Heb. 8:1,
2; 9:11). El Santuario terrenal había cumplido una función crucial hasta la
muerte de Jesús y su ministerio en el Santuario celestial, lo que anuló el
Santuario terrenal, una verdad simbolizada por el rasgamiento de la cortina
ante el Lugar Santísimo en ocasión de la muerte de Cristo (Mat. 27:51; Mar.
15:38).
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