Miércoles 1 de octubre | Lección 1
¡ESFUÉRZATE Y SÉ VALIENTE!
Lee Josué 1:7-9. ¿Por qué el Señor instó dos veces a Josué a esforzarse y ser valiente?
Jos 1:7 Basta que seas muy fuerte y valiente, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito adondequiera que vayas.
Jos 1:8 No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas.
Jos 1:9 ¿No te he mandado que seas fuerte y valiente? No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahvé tu Dios estará contigo adondequiera que vayas."
La tarea que Josué tenía por delante implicaba desafíos abrumadores. Las murallas de las ciudades cananeas parecían inexpugnables y la población de la tierra estaba entrenada para la guerra. A diferencia de ello, los israelitas, simples nómades, no poseían siquiera las máquinas de guerra más primitivas para enfrentarse a las murallas fortificadas. Según los registros históricos, ni siquiera Egipto, la superpotencia de aquellos tiempos, fue capaz de afianzarse en Canaán.
No obstante, el llamado a esforzarse y ser valiente no se relaciona aquí solo con la moral para la batalla o con las estrategias bélicas. El valor y la fortaleza eran necesarios para permanecer fieles a la Torá y a sus requisitos específicos, que definían el pacto de Israel con Dios.
Lee Efesios 6:10-18. Aunque hoy no se requiere de nosotros que participemos en acciones bélicas, ¿cómo podemos aplicar las palabras de aliento dadas a Josué en nuestras luchas espirituales cotidianas?
Efe 6:10 Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza poderosa.
Efe 6:11 Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del diablo.
Efe 6:12 Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que están en el aire.
Efe 6:13 Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día funesto, y manteneros firmes después de haber vencido todo.
Efe 6:14 Poneos en pie, ceñida vuestra cintura con la verdad y revestidos de la justicia como coraza,
Efe 6:15 calzados los pies con el celo por el Evangelio de la paz,
Efe 6:16 embrazando siempre el escudo de la fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del maligno.
Efe 6:17 Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
Efe 6:18 siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos,
Los cristianos se enfrentan hoy a desafíos similares a los de Josué en el cumplimiento de la misión que Cristo les ha encomendado; es decir, se les exige que libren una guerra contra sus propias tendencias pecaminosas, contra los principados, potestades y gobernantes de las tinieblas de este mundo y contra las fuerzas de la maldad. Como Josué, también cuentan con la promesa tranquilizadora de la presencia de Cristo: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20). Así como la presencia sustentadora del Señor fue suficiente para contrarrestar los temores de Josué, también debería serlo para desterrar nuestras dudas y ansiedades.
Nuestro desafío es conocer al Señor lo suficiente como para confiar en él y en las promesas que nos ha hecho. De allí que lo que más necesitamos es esa relación personal con él.
La pregunta crucial para nosotros hoy no es diferente de la que se planteó Josué. ¿Cómo podemos permanecer fieles a lo que dice la Palabra de Dios, incluso cuando eso no sea popular o conveniente?
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