Lección 1 | Jueves 2 de octubre
PRÓSPERO Y EXITOSO
Lee Josué 1:7-9 junto con Génesis 24:40; Isaías 53:10 y Salmo 1:1-3. Sobre la base de estos textos, ¿qué significa ser próspero y tener éxito?
Jos 1:7 Basta que seas muy fuerte y valiente, teniendo cuidado de cumplir toda la Ley que te dio mi siervo Moisés. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito adondequiera que vayas.
Jos 1:8 No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche; así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás suerte y éxito en tus empresas.
Jos 1:9 ¿No te he mandado que seas fuerte y valiente? No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahvé tu Dios estará contigo adondequiera que vayas."
Gén 24:40 A lo que él respondió: "Yahvé, en cuya presencia he andado, enviará su Ángel contigo y dará éxito a tu viaje, y así tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre.
Isa 53:10 Mas plugo a Yahvé quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahvé se cumplirá por su mano.
Sal 1:1 Feliz quien no sigue consejos de malvados ni anda mezclado con pecadores ni en grupos de necios toma asiento,
Sal 1:2 sino que se recrea en la ley de Yahvé, susurrando su ley día y noche.
Sal 1:3 Será como árbol plantado entre acequias, da su fruto en sazón, su fronda no se agosta. Todo cuanto emprende prospera:
El término hebreo tsalaj, traducido como “prosperarás” (Jos. 1:8), implica el cumplimiento satisfactorio de lo planificado o un conjunto de circunstancias favorables. El verbo sakal, traducido “te saldrá bien” (Jos. 1:8), pero que literalmente significa “ser sabio”, puede también traducirse como “prosperar” o “tener éxito”, “ser prudente” o “actuar con sabiduría”. Aparece con frecuencia en Job, Proverbios y Salmos, donde la noción de éxito está estrechamente ligada al hecho de actuar con prudencia, respetando a Dios y obedeciendo su Palabra.
Según esta perspectiva, el éxito no se define necesariamente como prosperidad material, aunque no la excluye, sino que consiste en un estado de armonía con los valores y principios espirituales que constituyen el fundamento del mundo creado por Dios y que se expresan en su ley.
De hecho, la confianza en las promesas de Dios, especialmente la de la salvación solo por la fe y la de la habilitación divina para obedecer su ley, no se oponen entre sí, sino que representan los dos lados de una misma moneda.
Lee Romanos 3:31. ¿Qué dice este texto acerca de la relación entre la ley y la fe?
Rom 3:31 Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.
Pretender que la fe en la muerte expiatoria y sacrificial de Jesús en nuestro favor está en contra de la obediencia a la Ley de Dios es establecer una dicotomía falsa y peligrosa. La ley y la gracia siempre van juntas. Solo una comprensión superficial del papel de la ley puede llevar a percibirla como opuesta a la gracia.
Los escritores del Antiguo Testamento tenían en gran estima la ley y la consideraban una fuente de deleite (Sal. 1:2; 119:70, 77, 174). Correctamente considerada y utilizada, la ley conduce a una comprensión más profunda de la propia pecaminosidad (Rom. 7:7) y de la necesidad de la justicia de Cristo (Gál. 3:24).
Por mucho que intentes guardar la Ley de Dios mediante su gracia, ¿cómo te ha mostrado tu propia experiencia tu necesidad de la justicia de Cristo?
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