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Lección 6 | UN TESTIGO DEL PODER DE DIOS | Jueves 6 de noviembre

Lección 6 | Jueves 6 de noviembre

UN TESTIGO DEL PODER DE DIOS

Como hemos aprendido (ver la lección cinco), Dios había dado a las naciones paganas la oportunidad de conocerlo y de apartarse de sus malos caminos, pero ellas se negaron y debieron finalmente hacer frente al juicio de Dios.

Lee en Josué 7:6-9 acerca de la reacción inicial de Josué ante la calamidad que les sobrevino. Concéntrate especialmente en el versículo 9. ¿Qué importante principio teológico se encuentra allí?

Jos 7:6  Entonces Josué rompió sus vestidos,  y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde,  él y los ancianos de Israel;  y echaron polvo sobre sus cabezas.

Jos 7:7  Y Josué dijo:  ¡Ah,  Señor Jehová!  ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán,  para entregarnos en las manos de los amorreos,  para que nos destruyan?  ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!

Jos 7:8  ¡Ay,  Señor!  ¿qué diré,  ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos?

Jos 7:9  Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán,  y nos rodearán,  y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra;  y entonces,  ¿qué harás tú a tu grande nombre?

En un primer momento, la reacción de Josué fue semejante a la de los israelitas en medio de sus penurias después de salir de Egipto, quienes dijeron: “¡Ojalá hubiésemos muerto por mano del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos ante las ollas de carne, cuando comíamos pan en hartura! Ustedes nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud” (Éxo. 16:3).

Josué dijo: “¡Dios! ¡Señor! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos quedado del otro lado del Jordán!” (Jos. 7:7).

Poco después, sin embargo, Josué mostró su gran preocupación por el daño que el nombre y la reputación de Dios sufrirían como consecuencia de esta derrota. “Los cananeos y todos los habitantes de la tierra oirán, nos cercarán y raerán nuestro nombre de sobre la tierra. Entonces, ¿qué harás tú a tu gran nombre?” (Jos. 7:9).

Esto revela un tema y un principio que eran centrales para los propósitos de Dios con Israel. Aunque quería que las naciones paganas de su entorno vieran las grandes cosas que Dios haría por su pueblo si le obedecían, también podían, como en el caso de Rahab, conocer al Dios de Israel mediante las conquistas de su pueblo. A diferencia de ello, si los israelitas fracasaban, como ocurrió aquí, las naciones considerarían débil e ineficaz al Dios de Israel (ver Núm. 14:16; Deut. 9:28), lo que podría envalentonar a los cananeos y acrecentar su resistencia.

En otras palabras, en el contexto de la posesión de la tierra por parte de los hebreos había en juego grandes cuestiones y principios, que incluían dar honor y gloria a Dios, quien era la única esperanza tanto para los paganos como para Israel.

Lee Deuteronomio 4:5-9. ¿De qué manera podemos ver aquí un paralelismo entre el testimonio dado por Israel al mundo y nuestro testimonio como adventistas del séptimo día?


 

 

 

 

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