14. EJERCICIO La ley de la acción obediente. Todos los seres celestiales están en constante actividad, y el Señor Jesús, en su vida de trabajos prácticos, ha dejado un ejemplo para cada uno. Dios ha establecido en los cielos la ley de la acción obediente. Silenciosa pero incesantemente, los objetos de su creación realizan su tarea asignada. El océano está en constante movimiento. El pasto que crece, "que hoy es y mañana es echado en el horno", realiza su misión, vistiendo los campos con belleza. Las hojas son movidas por el viento, y sin embargo no se ve mano alguna que las toque. El sol, la luna y las estrellas son útiles y gloriosas al cumplir la misión para ellos designada. Y el hombre, su mente y su cuerpo creados a la semejanza misma de Dios, debe estar activo a fin de ocupar el lugar que se le ha designado. El hombre no ha de estar ocioso. La ociosidad es pecado.- Carta 103, 1900. (Nota: Nota: La ley de acción obediente merece un estudio cuidadoso. La acci