Jueves, 6 de febrero: La caída de Babilonia "Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios". Este cuadro se adapta a todos los tiempos. Podéis hacer planes para obtener meros goces egoístas, podéis allegaros tesoros, podéis edificaras grandes y altas mansiones, como los edificadores de La antigua Babilonia; pero no podéis edificar muros bastante altos ni puerta bastante fuerte para impedir el paso de los mensajeros de la muerte. El rey Belsasar "hizo un gran banquete" en su palacio, "y alabaron a los dioses de oro y de plata, de metal, de hierro, de madera, y de piedra". Pero la mano del Invisible escribió en la pared las palabras de su condena, y se oyó a las puertas de su palacio el paso de los ejércitos hostiles. "La misma noche fue muerto Belsasar, rey de los caldeos", y un monarca extranjero se sentó en el trono (Daniel 5:30). Vivir para sí es perecer. La codicia, el deseo de beneficiarse a sí mismo, separa al alma de